el objeto ha
aceptado, y abrazado, que no tiene control sobre nada, que todo está
bajo las botas del Dueño, que todo le pertenece. estos días la cuestión
económica ha salido a la palestra entre Dueño y objeto, a raíz del
diezmo y alguna cosa más. siempre ocurre así. la vida se va
desarrollando y cuando aparece un aspecto que no estaba reflexionado, o
lo estaba pero ahora se ve desde otro punto de vista, sale a relucir. el
tema de la economía es delicado, porque el Dueño, y por tanto el
objeto, está en contra de la esclavitud cash, ese tipo de sumisión en el
que unos Alphas reciben dinero de unos inferiores, limitándose su
sumisión a eso. respetando que haya gente que encuentre eso excitante,
no es la forma de Dominación/sumisión que prefiere el Dueño. es algo que
da pie a mucho abuso e incluso a situaciones que pueden llegar a ser
desagradables. en nuestro mundo, y posiblemente en cualquier otro, la
independencia económica es algo con lo que no se debe jugar sobre todo
si te ha costado mucho conseguirla. sin embargo en el tipo de relación
que mantiene el Dueño con el objeto, y después de 12 años, la palabra
independencia no debería aparecer por ningún sitio. hace mucho tiempo
que el objeto debe poner bajo las botas del Dueño cualquier gasto
superior a 20 euros, salvo las facturas y las cosas propias de vivir:
gasolina, recibos, hipoteca, etc. aún así eso ha evolucionado porque
antes el objeto ponía bajo las botas del Dueño y Éste concedía permiso.
ahora el objeto debe poner la situación y el Dueño decidir qué hacer.
hay un matiz que es importante.
pero además hoy, en la conversación,
ha pasado algo más. el objeto se ha dado cuenta de que no es cuestión
de poder o no poder sino incluso de gestionar. el objeto está
experimentando desde hace algún tiempo una extraña sensación que no sabe
cómo catalogar, si es miedo, ansiedad, pánico, angustia. desde luego es
una sensación muy negativa, extremadamente negativa y comenzó cuando,
por razones de higiene, tenía que quitarse la jaula unos minutos para
lavarse o afeitarse los genitales. a partir de ese momento esa
sensación se ha repetido cuando el Dueño ordena algo que el objeto sabe
que es definitivo, por ejemplo hablar en Su presencia. en el último
viaje, cuando el objeto estaba en presencia del Dueño y no estaba
amordazado tenía esa sensación. y hoy la ha vuelto a tener pensando en
la economía. el objeto se siente incapaz de gestionar su vida como
humano: las relaciones, el dinero, las ideas, las opiniones. cada vez
que tiene que hacer eso se presenta esta sensación que le hace
entristecerse, amargarse y vivir mal. lo hace por obediencia al Dueño, y
porque tiene responsabilidades pero no es agradable. no es agradable
quedar con personas, por ejemplo, para comer. no es agradable ir a
trabajar a pesar de que lo lleve bien. no es agradable socializarse, ni
tampoco gastar dinero en caprichos. eso ya es contra natura en el
objeto. por eso hay una quiebra, una grieta que se va haciendo cada vez
más y más grande entre lo que tiene que ser y lo que es. con respecto a
esto, la nómina del objeto debería ser ingresada en la cuenta del Dueño y
Él gestionarlo todo, pero esto entiende que sería un trabajo incómodo y
cansino para el Dueño y esto vive y existe para hacerle la vida más
fácil, no para incordiarlo con minucias. esto, como todo lo anterior,
tampoco se improvisa. han sido doce años de entrenamiento, de crisis, de
paso adelante, de compromiso, de muchas situaciones complicadas que el
objeto ha superado gracias a la guía del Dueño. y que nadie se confunda,
esto no es una relación de pareja. no lo es. es una relación de
Dominación/sumisión, en la que el Dueño manda y el objeto obedece. así
debe ser. es el orden natural.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.