es cierto que en el bdsm tenemos cierta predilección por el negro, por los lugares oscuros, por los callejones y los rincones poco iluminados. es cierto que en nuestros entornos hay dolor, muchas lágrimas, e incluso sangre. también es cierto que el castigo físico, la disciplina, la sumisión y la Dominación son la base de nuestra cultura. pero algo tendrá cuando un estudio ha demostrado que los bdsmeros somos más felices y afrontamos la vida con más positividad, con más ilusión, con más ánimo. esto no puede hablar por otros, sino por él mismo. desde que el Dueño lo encontró y lo salvó de una existencia mediocre, la vida del objeto no ha hecho más que mejorar. es cierto que aún hay momentos bajos, tristes, pero no son nada con lo que podía haber sido. el objeto se ha dado cuenta, gracias a su entrenamiento, de lo duro que es para los humanos vivir, y la suerte que tiene porque el Dueño lo haya encontrado. el hecho es que ahora, haciendo balance en estos momentos, el objeto puede decir, con una sonrisa, que es feliz. el tema es que pocos se darán cuenta, sonriendo detrás de una capucha de latex.
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