los inferiores no somos de fiar, no se nos puede dejar solos, no en el sentido de que no seamos de confianza, sino que en cuanto se relaja un poco el control, empezamos a cometer los mismos errores. en muchas ocasiones el objeto ha dicho que no puede gestionar su vida, que su existencia fue un poco desastre, frustrante, hasta que el Dueño decidió cogerlo como propiedad y empezar su entrenamiento. a partir de ese momento todo mejoró, las cosas adquirieron sentido y las decisiones fueron las correctas.... porque las tomaba el Dueño. cada vez que se relaja la tensión, que el control, por lo que sea, disminuye, el caos vuelve a hacer acto de presencia, y el objeto empieza a sufrir, a tomar malas decisiones, a hacer cosas que van en su contra, pero que no puede evitar. por eso cuanto más estrictas sean las normas, mejor para los inferiores. al principio podrá haber un poco de resistencia, porque es el ego que no quiere ningún tipo de restricción. pero es un engaño. los inferiores nos sentimos bien, en paz, realizados, cuando tenemos una jornada en la que cada segundo está controlado, regido, estipulado. nos sentimos en paz cuando no hay margen para la improvisación o el despiste. incluso aquellas reglas más duras de cumplir, aquellas más complejas, dan orden y organización y, una vez vencida la resistencia primera, se agradecen. esto es algo que los Superiores no deberían olvidar. cuando la correa se relaja está provocando angustia y ansiedad en los inferiores, mientras que cuanto más tensa, más paz y tranquilidad.
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