lunes, 24 de noviembre de 2008

En la moto de mi Amo XXXI

  La comida siguió en silencio. Yo miraba el plato e iba pinchando con el tenedor la ensalada que me había pedido. Casi no me movía, porque entonces el dildo me provocaba una mueca de dolor que no quería tener delante de mi Amo. Quería que mostrarme fuerte ante El. Seguía pensando sobre lo que había sucedido, ¿cómo pude lamerle las botas en un lugar público? ¿tanto poder tiene sobre mi? ¿cómo se lo habían permitido los dueños del restaurante? Entre estas reflexiones y el dildo saltaba mi mente cuando terminé mi plato y mirando hacia el suyo vi que mi Amo también había terminado. Levanté la vista y nuestros ojos se encontraron. Joder, además de autoritario era guapo el cabrón. En segundos bajé la mirada. No pude soportarla casi nada.
-Ahora quiero que te levantes-dijo y que vayas al baño y te quites el dildo, lo laves y cuando salgas encontrarás una puerta a tu izquierda. Ábrela y espérame allí con lo que encontrarás sobre la mesa.
   Sin rechistar me levanté y fui caminando al baño. El recorrido hasta allí fue largo y costoso, sobre todo porque intentaba que no pareciera un payaso caminando. Llegué al baño y entré. Me bajé los pantalones y palpé el dildo. Las sensaciones volvieron a recorrerme y pronto aparecieron las primeras gotas de sudor. Tanteé la base y empecé a tirar. Estaba bien ajustado y la parte más ancha siempre es la más difícil. Tiré hasta que empezó a moverse al tiempo que mi respiración se aceleraba. Lancé algún gemido involuntario mientras mientras seguía tirando. Al final salió casi de golpe cortándome la respiración. Me apoyé en una de las paredes mientras me recuperaba. Debía seguir a pesar del escozor del culo. Aún mis terminaciones nerviosas no se habían dado cuenta de que el dildo no estaba y parecía que todavía seguía allí. Lo miré. Tenía forma extraña porque tenía dos ensanchamientos, uno más grande que otro. No estaba manchado pero lo lavé cuidadosamente. Salí del baño aunque tenía que seguir haciendo un esfuerzo para caminar bien. EFectivamente a la izquierda había una puerta. Mirando hacia los lados la abrí. Era el almacén. Algo me decía que no debía estar allí pero seguía órdenes y aquello era incuestionable. Toqué a la izquierda y encendí la luz. Las cajas que se habían vislumbrado a través de la luz de la puerta se convirtieron en tomates, verduras y frutas, aceite, etc. Entré y cerré la puerta. Entonces vi la mesa y quedé en estado de shock. Era una mesa normal y al lado había una silla. Lo sorprendente no era eso sino lo que había sobre la mesa. Ordenadamente colocados había una mordaza, unos tapones para los oidos, unos guantes y una capucha de cuero. Delante de todo eso había unas esposas que emitían pequeños brillos hacia mi. El corazón palpitó fuertemente dentro de mi. "No esperará que me ponga eso aquí", pensé. Inmediatametne supo que daba igual lo que pensara, me lo iba a poner, iba a obedecer. Me acerqué a la mesa y miré unos segundos los objetos. El orden me lo dieron ellos mismos. Primero me puse la mordaza. Tenía forma de polla y el sabor a goma me inundó la boca. Como siempre pegó mi lengua a la pared de la boca de forma que no pude moverla. Luego me puse los tapones para los oidos. Eran de goma también, los apreté y los introduje. Cuando los solté adquirieron la forma de mi oido, dejándome sumergido en ese pitido extraño que te inunda cuando dejas de oir. Lo siguiente me dio un poco más de reparo. Si me ponía la capucha no vería nada. Lo demás tendría que hacerlo a ciegas y además no sabría por donde ir si ocurría algo. Me quedaría indefenso. Tras un par de segundos de duda me la puse. Era puro cuero negro, grueso, oloroso. Al tirar de los cordones traseros se ajustó perfectamente a mi cara. Hice el nudo y me dejé inundar por esa oscuridad de cuero. Respiré profundamente por la nariz. Ufff, mi polla reaccionó al instante. Luego me puse los guantes, mientras la respiración, lo único que oíga y sentía, se hacía más y más agitada. Tanteando cogí las esposas. Los guantes no me permitían manipularlas bien pero pude cogerlas. Dudé un segundo si ponerlas delante o detrás, pero inmediatamente supe que tenía que quedar a su merced así que las puse atrás y con esfuerzo pude cerrarlas con las palmas hacia fuera. Con el clic, que no escuché, cerré también mi suerte. Pasé los brazos por detrás del respaldo mientras me sentaba y allí me quedé, esperando, de espaldas a la puerta, sin poder decir nada, sin poder ver nada, sin poder escuchar nada. Me quedo esperando algo que sé que va a aocurrir pero no sé loq ue es ni cuando pasará. Solo espero, sintiendo mi boca salibando, mis oidos pitando pero sin oir nada, intentando percibir algún atisbo de luz, pero sobre todo oliendo el cuero que me envuelve. Noto el frio de las esposas pero nada más ¿y si entra un camarero y me ve así? ¿realmente a esto se refería mi AMo? ¿cómo llegaron estas cosas aquí? "No", me digo" no pienses, sólo sométete, obedece, estás aquí para servirle". Intento que mi mente no huya de la situación, que siga aquí y ahora para servir mejor y evitar distracciones. Estoy aquí obedeciendo y debo someterme. La cabeza tiene muchos trucos para no enfrentarse con la realidad, con lo que pasa en cada momento. ¿Habré hecho bien? ¿y si me está esperando y no es esto lo que quería? A medida que pasa el tiempo las ideas se hacen más frecuentes y no puedo controlarlas tanto. Me preocupo. La respiración comienza a agitarme, de pronto siento deseos de quitarme todo, de sacar la capucha, de poder respirar, oir y ver, de sentir aire limpio. No sé cuanto tiempo he estado allí pero quiero soltarme, eso se convierte en lo único que deseo. Agito mis brazos intentando liberarme, grito pidiendo ayuda. Solo quiero salir de allí. Me levanto, agitándome. De pronto dos personas me sujetan por los brazos. Eso no me ayuda. EL pánico se apodera de mi y grito pidiendo ayuda. Me empujan hacia algún sitio ,grito pero nada sale de mi boca. Sigo revolviéndome, luchando, intentando resistirme con mis pies. Lo siguiente que que siento es un suelo metálico, unos brazos que sujetan mis pies y unas hábiles manos que las atan, luego los doblan y los unen a las esposas obligándome a estirar dolorosamente los brazos. La forma de actuar me parece conocida. El motor arranca y se mueve. Mis gemidos ya no piden ayuda, suplican que me dejen libre y lloro de desesperación.
(continuará) 

martes, 18 de noviembre de 2008

vocabulario V

amo.
(De ama).
1. m. Cabeza o señor de la casa o familia.
2. m. Dueño o poseedor de algo.
3. m. Hombre que tiene uno o más criados, respecto de ellos.
4. m. Persona que tiene predominio o ascendiente decisivo sobre otra u otras.
5. m. U. a veces como tratamiento dirigido al señor o a alguien a
quien se desea manifestar respeto o sumisión.
6. m. p. us. Mayoral o capataz.
7. m. ant. ayo.
Nuestro Amo.
1. m. Col. y Guat. sacramento (‖ Cristo sacramentado).
asentar con ~.
1. loc. verb. Obligarse por asiento a servirle.
ser el ~ de la baila.
1. loc. verb. Ar. ser el dueño de la baila.
ser el ~ del cotarro.
1. loc. verb. coloq. ser el dueño de la baila

lunes, 17 de noviembre de 2008

En la moto de mi AMO XXX

Cuando el camarero llegó mi Amo comenzó a pedir la comida. Mantuvieron una conversación en francés de la que no capté nada. de vez en cuando el camarero me echaba una mirada. yo mantenía la vista fija en la mesa, intentando no perderme nada con la mirada periférica pero tampoco dejando mi actitud sumisa, que debió ser evidente para todos los comensales del restaurante. aunque mi vista estaba sobre la mesa mi espalda estaba recta, los hombros hacia atrás y la cabeza ligeramente inclinada, los pies bien asentados en el suelo. la actitud también indicaba cierta superioridad frente a los restante comensales. el dildo ayudaba bastante a mantener esa postura ya que cualquier movimiento significiaba una oleada de sensaciones extrañas, entre dolorosas y placenteras, que recorrían mi cuerpo. cuando esto ocurría todo desaparecía y mi atención se centraba en el dildo y mi culo era lo único. al principio intenté luchar contra él pero luego pensé que lo mejor era que lo integrara y lo hiciera mio, que lo asumiera y no luchara contra él. cuando aprendí a hacerlo el dolor pareció mitigarse.

 -¿Te duele?- preguntó El. de pronto volví a la realidad, como despertando de un sueño. el camarero se había ido y me estaba hablando.

-no demasiado, Amo, lo puedo soportar-dije, con gran esfuerzo para no parecer desesperado.

-eso es cierto, pero ya tienes tu castigo. lo llevarás puesto un cuarto de hora más de lo previsto por mentirme.

-si, Amo- contesté mientras agachaba la cabeza y mi cara ardía de vergüenza.

-Estamos aquí como parte de tu entrenamiento. mira a tu alrededor- así lo hice- esta gente cree que es feliz, pero no lo es porque no han llegado a lo profundo de sí mismos. no han llegado a vislumbrar lo que realmente son, lo que quieren, lo que desean. viven engañados con sus cosas, sus relaciones, sin capacidad para enfrentarse con ellos mismos. yo evitaré que eso te pase a ti.

    estaba completamente absorto en sus palabras. no podía quitarle l avista de encima. el olor a cuero impregnaba todo a mi alrededor. el dildo había desaparecido. cualquiera hubiera dicho que estaba hipnotizado.

-has decidido comenzar un camino- continuó- que no abandonarás. yo no te dejaré. lo perderás todo, para ser mio. y siendo mio te encontrarás a ti y a la verdadera felicidad.

    sus ojos me taladraban y a medida que hablaba notaba como iba entrando en estado de sumisión profunda. aquellas palabras me estaban tocando y mucho. era como si me estuviera encogiendo, concentrado en mi interior. todo pareció desaparecer a mi alrededor. solo existía El.

-....te has entregado y he tomado posesión de ti. ahora tengo que enseñarte a ser un auténtico esclavo y a comportarte como quiero que te comportes.

    su voz me envolvía y yo me iba relajando. era una sensación extraña, como verme y ser consciente de mi, pero desde fuera. de pronto me sentí en paz, no me importaba nada, vivía el momento.

-....quiero que estés siempre donde y como estás ahora ¿entiendes?

-si, Amo-contesté yo, pero no era yo. no había decidido decir esas palabras, ni pronunciarlas. habían salido a pesar mio. miraba fijamente sus ojos, profundos, eternos, no había otra cosa. ¡Dios mío! ¿qué me pasaba? no podía moverme, quería mover el brazo y le ordené que lo hiciera pero no respondió, no hizo nada. lo mismo con las piernas, la cabeza.....¡Dios! no podía apartar la mirada.

-no te resistas, perro, es inútil. acepta su destino.

"¿Qué destino?" quise decir yo, pero nada salió de mi boca. mis labios ni se movieron. estaba allí rígido, inmóvil. de pronto El estiró su pierna izquierda, dejando ver su brillante bota negra.

-está sucia ¡limpia!

"¿que limpie?", pensé. "¿allí? ¿quiere que le lama la bota aquí?. no podré". mi mente estaba en estos pensamientos cuando mi cuerpo comenzó a moverse. me levanté con lo que el dildo volvió a hacerse presente. estaba asustado. no era yo el que hacía aquello, me movía por impulso que yo no controlaba. cuando me arrodillé percibí las miradas de la gente y sentí mi propia vergüenza. el corazón me latía rápidamente, y cada vez más. y entonces allí mismo, le lamí las botas. las recorrí de la punta al tacón, por todas partes, con toda la lengua fuera de la boca, lentamente. no podía creer que estuviera haciendo eso allí, delante de toda aquella gente. aquel no era yo, o al menos no era la persona que yo había creído siempre que era.

 cuando retiró la bota me quedé a cuatro patas sobre la moqueta.

-sube y siéntate-dijo. su voz era suave, con autoridad pero en un tono bajo. no necesitaba más, mi cuerpo no me obedecía. aunque hubiese querido hacer lo contrario de lo que decía no lo hubiese podido hacer.

al sentarme el dildo volvió a hacerse presente. en ese instante el camarero trajo la comida. yo seguí con los ojos puestos en mi Amo.

-vamos, perro, come- dijo y chasqueó los dedos.

en ese instante volvía controlar mi cuerpo, pude, al fin, bajar la cabeza, levantar el brazo y la pierna. entonces lo miré, con una cara que era mezcla de miedo, admiración, sorpresa, veneración, desconcierto, duda y sumisión. ¿qué había sido aquello? ¿qué habría hecho conmigo? por supuesto no me atreví a preguntar y comencé a comer.

(continuará)  

jueves, 13 de noviembre de 2008

cartas a mi AMO XII

hay un tema, AMO, que ya he tratado con Usted pero que me vuelve a la mente últimamente. me refiero a la existencia de otros esclavos, de otras personas. ya le he dicho que reconozco como legítimo su derecho a tener esclavos. este perro sólo aspira a ser Su Servidor, y el de ellos si fuera necesario y así fuera su deseo. en el mundo anglosajón se utiliza el término "leather family" para hablar de una relación polígama bdsm. podría ser una opción pero el concepto de familia me resulta demasiado "entrañable" y con connotaciones que me producen rechazo, tal vez por la propia historia personal de este perro. mi rechazo además viene porque disponemos de una palabra en nuestro idioma que encierra un elemento más interesanta: la casa. la casa no es sólo el lugar físico donde vives, es además la relación que mantienes con la gente que comparte tu techo. así, en la edad media, los esclavos pertenecían a tal o cual casa, lo que significaba que pertenecían a tal o cual Señor. es este concepto el que pretendo revitalizar para referirme a Usted. siento, y me siento orgulloso de ello, AMO, que este perro pertenece a su casa y que además otros más pertenecen, o pueden pertenecer igualmente. los miembros de una casa no son enemigos, sino aliados, congéneres; están vinculados por lazos a veces más fuertes que la sangre y viven y existen, en este caso, para una única misión: servir al AMO y hacerle la vida más fácil y placentera. todo en una casa leather está subordinado al placer y la satisfacción del AMO que espera y exige esa atención por parte de sus siervos. estos siervos viven en función de las necesidades, exigencias y placeres del AMO, que espera de ellos el mayor compromiso y entrega.

martes, 11 de noviembre de 2008

vocabulario IV

veneración.
(Del lat. veneratĭo, -ōnis).
1. f. Acción y efecto de venerar.
venerar.
(Del lat. venerāri).
1. tr. Respetar en sumo grado a alguien por su santidad, dignidad o
grandes virtudes, o a algo por lo que representa o recuerda.
2. tr. Dar culto a Dios, a los santos o a las cosas sagradas.

lunes, 10 de noviembre de 2008

En la moto de mi AMO XXIX

la moto iba veloz, recorriendo las calles, o las autopistas, no lo sabía con seguridad. yo me apoyaba en su espalda, intentando sincronizarme en las curvas para no caerme. oía ruido de coches así que supuse que estábamos en en la ciudad. de pronto la moto aminoró la marcha y paró. me puse recto mientras El se bajaba. el movimiento hizo que el butt se moviera de sitio haciéndose presente, recordándome que estaba allí y que no se iba a ir. se me escapó un gemido que mi Amo tuvo que oír porque puso la mano en mi pecho, casi para hacerme saber que estaba allí y que no me había dejado. noté como desataba el casco y me lo quitaba. lo primero que me sorprendió fue que era de noche. ya ni me preocupaba haber perdido la noción del tiempo, y lo que era pero, no podía recordar qué día era, ni de qué mes ¿había terminado ya febrero? ¿estábamos en marzo? no lo sabía. en cuando me hubo quitado el casco bajé la vista en señal de sumisión.
-¡Baja!-dijo mi Amo y yo obedecía inmediatamente levantando la pierna derecha y pasándola por encima de la moto. aquello produjo una nueva oleada de sensaciones que se tradujeron en nuevos gemidos.
cuando estuve de pie me dio la vuelta y me quitó las esposas. acto seguido desabrochó la mordaza que sacó de mi boca mientras yo hacía movimientos para devolverle su movilidad. pude ver el brillo del candado metálico que cerraba la cadena que llevaba al cuello y recordó de quien era. instintivamente agaché la cabeza. pero El se colocó
delante y me la levantó.
-Te he traído aquí para cenar-dijo- y quiero que todos sepan que eres mi esclavo así que pórtate como tal ¿entendido?
-si, AMO-contesté yo
-Debes estar orgulloso y agradecido de serlo, así que quiero que todos
se den cuenta de lo que sientes.
-así será, Amo-dije mientras me hacía la idea de dónde estábamos. era un callejón oscuro, con montones de basura alrededor de contenedores que rebosaban más desperdicios.
-Eso espero-sentenció mi Amo.-Ahora sígueme.
y comenzó a  andar hacia la salida del callejón dejando allí la moto. al primer paso el butt plug se volvió  a hacer presente. "no puedo andar", pensé, "pareceré un pato". aún así hice un esfuerzo y comencé a andar con pasos cortos. se movía en el interior de mi culo y daba la sensación que me estaba cagando encima. a los dos pasos estaba sudando. me concentré en mi Amo para intentar olvidarme de aquella sensación. realmente estaba increíble. todo él estaba cubierto de cuero brillante, radiante. sin duda íbamos a ser a ser la atracción del antro al que nos dirigíamos. me situé a su derecha, un paso por detrás y avcancé como pude.
cuando llegamos al extremo del callejón no me lo podía creer, estábamos en la Avenida Principal.: las tiendas más caras, los pisos más modernos y los restaurantes más elegantes. todos los viandantes iban impecables: abrigos largos, chaquetas y corbatas. todos parecían recién salidos de sus oficinas, salvo nosotros que íbamos de cuero.
El se volvió pero tuvo que intuir mi cara de asombro porque dijo:
-Recuerda lo que te acabo de decir. su tono no dejaba lugar a nignuna duda, ni admitía excusas. así que me repetí sus palabras de nuevo. mi cuerpo se enderezó, levanté la barbilla y me dispuse a obedecer. comenzó a andar hacia la izquierda y yo le seguí a un paso de distancia. la gente volvía para mirarnos pero yo tenía fija mi vista en las botas de mi AMO que iba delante mio. para mi no existía otra cosa.
"dios mio,", pensé, "no creo que vayamos al max". el max era el restaurante más lujoso, caro y exclusivo de la ciudad. era el lugar de reunión del alcalde, los empresarios, algún famosillo, etc. todo el que quería ser alguien iba al max y por supuesto se exigía la más absoluta etiqueta. de pronto vi el letrero. "pasaremos de largo"; pensé, "no podemos venir aquí". el corazón ya me latía con fuerza pero a medida que nos acercábamos a la puerta, se iba disparando. faltaban un par de metros y yo sentía que se me iba a salir por la boca, cuando el portero nos vio y sin alterar su expresión, abrió la puerta, se quitó el sombrero en señal de respeto y dijo.
-buenas noches, Señor.
-Buenas noches, contestó mi AMO.
tuve que hacer un enorme esfuerzo para que no me fallaran las piernas. mi AMO entró con toda tranquilidad. yo esperaba la escena del maitre en cualquier momento. cuando estuve en el interior noté la diferencia de temperatura inmediatamente. aquel era un lugar cálido, acogedor, preparado para sentirse a gusto. parecía que nada malo podía pasar allí. nos acercamos al maitre que estaba a pocos metros de la entrada. al levantar la vista y vernos no cambió ni un solo músculo de la cara. salió de su atril y, con una reverencia, dijo:
-su mesa está preparada, Señor- y acto seguido comenzó a andar hacia el comedor. me di cuenta enseguida de la deferencia, el maitre iba sumiso, encogido, casi jorobado y con pasos cortos y rápidos. mi AMO iba completamente erguido dando pocos pasos pero justos, poniendo todo el pie en el suelo, parecía como si desfilara más que andar aunque lo hacía con una mezcla de gracia y autoridad que me maravilló.
(continuará)

lunes, 3 de noviembre de 2008

En la moto de mi AMO XXVIII

a pesar de haber estado ya en esa situación, el efecto fue el mismo de siempre, mi polla se endureció en mis pantalones. El se dio cuenta porque la cogió a través del cuero y apretó. con la misma mano sujetó la cadena que llevaba al cuello y tiró de ella fuertemente. aquello me cogió de improviso e hizo caerme sobre la mesa. con un rápido movimiento se puso detrás y empujó mi cabeza sobre la superficie del mueble, indicando que quería que estuviera así. yo gemía, en parte por la sorpresa y en parte por el golpe.con habilidad me quitó el cinto y bajó los pantalones hasta las rodillas y comenzó a jugar con mi culo. Primero fue un movimiento suave con el ded0, para luego irlo metiendo hasta el fondo. yo gemía ahora por el dolor-placer de esa penetración. metía y sacaba el dedo aumentando el agujero.
de pronto algo cambió, ya no fue su dedo lo que intentó entrar sino algo más grande y duro, menos suave. "un butt-plug"-pensé, y no pequeño. era inútil resistirse así que intenté relajarme para que entrara mejor. aquello iba a acabar dentro de mi, quisiera o no, y si me resistía sin duda lo pasaría peor.
mi culo lo iba tragando poco a poco. yo seguía gimiendo. como siempre la última parte fue la más dura porque es la más ancha y justo la que evita que salga. lo notaba inmenso dentro de mi, y entonces quedó encajado mientras lanzaba un suspiro de alivio. con rápidos movimientos me subió el pantalón y lo cerró. salvo El que lo sabía y yo que lo sentía, nadie diría que tenían que tenía aquel objeto metido en mi culo.
volvió a tirar de la cadena para levantarme. me dio la vuelta y me miró de frente. pareció gustarle lo que vio porque sonrió. me llevó a la moto y dijo
-Vamos a salir.
yo abrí los ojos con sorpresa y eso también le gustó. primero me sentó en la moto y gemí cuando el dildo entró unos milímetros más por el peso y la presión. luego me hizo levantar la pierna derecha y pasarla por encima de la moro de forma que quedara sentado en ella. yo respiraba profundamente por la nariz intentando integrar el dolor-placer que sentía. me sujeté al sillón como pude y lo último que vi fue a mi AMO acercándose con el casco, que una vez puesto me sumió en la oscuridad. cuando lo hubo ajustado, me acarició el pecho y, luego en un acto no sé si de ternura o de qué, subió la cremallera de la chaqueta hasta arriba.
tardó unos segundos en subirse, imaginé que poniéndose su propia chaqueta y el casco. cuando lo hizo me apoyé en El, rezando para no caerme. en segundos la moto rugió y salimos de la casa, circulando por la ciudad sin saber hacia donde. todo era oscuridad y confianza. El no dejaría que me pasara nada malo.
(continuará)