el estado anímico
que comenzó este fin de semana ha empeorado un poco. una de sus
manifestaciones es que parece que el objeto está enfadado con su
entorno, con el mundo, y no hace más que imaginarse en la mazmorra, en
la Granja, tal y como lo ha planteado el Dueño en las últimas ocasiones:
aislado, encadenado, amordazado y sin tener contacto con nadie del
exterior, trabajando desde allí, leyendo y escribiendo. el Dueño dice
que es inevitable y que sólo es cuestión de tiempo, que encajen las
piezas y que ocurrirá inexorablemente. la tentación del objeto ha sido
hoy pone bajo las botas del Dueño que se ya, hoy mismo. nada de lo que
rodea al objeto parece merecer la pena. el trabajo que realiza parece no
tener efecto. simular ser humano, estar entre los humanos, se le hace
cada vez más imposible, más duro, más difícil. el objeto entiende que
para la mayoría de los lectores del blog es escenario que presenta es
extraño, duro, incluso no realizable, más propio de una fantasía que de
una realidad. sin embargo la propia vida del objeto desmiente eso: el
objeto mismo creía que era imposible llevar una jaula de castidad
permanentemente y ahí está, o vivir amordazado y no poder hablar delante
del Dueño, y ahí está. o depender del Dueño tal como lo hace, y ahí
está. cada cosa que el Dueño ha ido planteando, se ha cumplido. se ha
tardado más o menos, se ha dado un paso para delante y alguno para
atrás, pero ahí está. si el Dueño quiere que viva encerrado sin contacto
con otro humano que no sea Él, dedicado a servirle, obedecerle, darle
placer y hacerle feliz, ocurrirá. días como el de hoy hacen que el
objeto se de cuenta que está más cerca de lo que parece, y no porque lo
desee, un objeto no tiene derecho a desear, sino porque se acerca el día
en que el objeto no pueda vivir entre los humanos, ni simular ser uno
de ellos nunca más.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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