día 4358 de esclavitud, castrado permanentemente

el Dueño ha vuelto hoy a follar la mente del objeto. es la única palabra que se le ocurre para explicarlo. también podría usar colonizado, manipulado, introducido, pero ninguna tiene todos los matices de la palabra follar. es cierto que podría decir también violado, por la falta de voluntad por parte del objeto, pero follado e menos agresivo y socialmente más permisible, aunque no sabe el objeto qué dirían las mentes bienpensantes si supieran lo que hace el Dueño y sus consecuencias. siempre empieza sutilmente, diciendo algunas frases que sabe ponen al objeto en subspace, pero entonces va dirigiendo la conversación y al final el objeto acaba en un completo subspace, sin ninguna barrera o resistencia psicológica mientras el Dueño va introduciendo ideas en la mente del objeto, modifica algunas que están e incluso cree el objeto que borra otras. el hecho es que, al finalizar, el objeto ha perdido toda sensación de individualidad, de ser algo separado del Dueño, de tener consistencia propia. en vez de eso se encuentra más hundido en la sumisión, más obediente de lo que nunca imaginó y dispuesto a hacer cualquier cosa que el Dueño ordene. alienación, gritarían algunos. cierto, contestaría el objeto, es una alienación completa, absoluta y radical. el único problema es que eso fue precisamente lo que el objeto suplicó al Dueño en un momento dado, y que además sigue suplicando, o seguiría, si pudiera hacerlo, porque como objeto ha perdido el derecho o la posibilidad incluso de suplicar. entiende esto que es una situación extraña, de hecho al mismo objeto le cuesta ponerle nombre, pero es a la vez, la experiencia que más lo ha plenificado, que le ha hecho más feliz, que le ha convertido en un ser centrado, en paz, en calma. de hecho la "follada" de hoy iba de eso, de la incapacidad de imaginar siquiera una alternativa a la vida que está viviendo el objeto en este momento; la imposibilidad de desobedecer y de cómo cuanto más se agarre al Dueño y más dependa de Él, mejor será la vida del objeto. es algo que esto no niega, no puede negar de hecho. es una realidad. así lo vive al menos el objeto, que es plenamente consciente de que depende completa y absolutamente del Dueño.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.