esto se preguntaba hoy lo poco que realmente necesita uno para ser feliz. hoy estuvo toda la mañana solo y en silencio, leyendo y buscando cosas en internet. estuvo en silencio y el Dueño estuvo atento y pendiente del objeto. ojalá, pensó el objeto, pudiera vivir siempre así, alejado del mundo de los humanos, pero para eso tendría que tener un trabajo o una fuente de ingresos en que no tuviera que codearse con ningún, o al menos con el menor número posible y eso sólo le ocurre siendo, por ejemplo, escritor, que es en el fondo una profesión muy solitaria y que se hace desde casa, y cuanto más aislado, mejor.
por el momento no puede ser, a pesar de que el Dueño siempre ha dicho que el objeto tiene madera. ya lo ha pensado y lo ha dicho a menudo: no sería un mal día pasarlo escribiendo en una habitación solitaria.
cada vez, cada día, el objeto lee y observa más blogs, cuentas de twitter y documentos que profundizan esa idea de algunas feministas de ir contra las mujeres trans y la teoría queer.
es algo que sorprende al objeto porque con estas ideas se alinean con las más recalcitrantes, la derecha eclesial, por ejemplo. esencializan el tema del sexo y dicen cosas como que sólo las que engendran y paren pueden llamarse madres. es todo un retroceso. el argumento de que los derechos de las mujeres trans atentan contra los derechos del resto de las mujeres no se sostienen.
al objeto le ha venido a la mente que una vez que han conseguido un puesto preeminente, un puesto de poder no quieren renunciar y la verdad es que la teoría queer es la única que está haciendo aportaciones interesantes. intelectualmente el feminismo está de capa caída. lo último que ha escuchado el objeto refería a las genealogías, a los orígenes. cuando un movimiento piensa y habla más del pasado que del futuro es que está moribundo.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.