martes, 3 de diciembre de 2019

día 3610 de esclavitud, 1582 de castidad

ha pasado una cosa rarísima que el objeto no sabe muy bien como encajar. como sabrán los lectores del blog, el objeto ocupa un puesto de responsabilidad con algunos subordinados a su cargo. eso implica que hay algunas normas que cumplir, por parte de todos.
pues resulta que vio a un subordinado haciendo algo que no debía y se da cuenta de que el objeto lo está mirando y empieza a ponerse colorado pero entonces se rie y se va acercando al objeto con las manos unidas como rezando. en medio de esta petición de perdón que parece broma, porque el subordinado iba sonriendo, va y se arrodilla delante del objeto y le besa las botas, lo que produce las carcajadas de las dos personas que estaban con el objeto. 
ante tal reacción el objeto se queda de piedra y no puede reaccionar, con lo que el subordinado consiguió su objetivo, disipar su culpa o responsabilidad. se levantó y se fue mientras todos, incluido él, se reían. 
posiblemente nadie se dio cuenta de lo que eso significaba para el objeto. fue un shock y así se quedó sin poder reaccionar.
el día habría sido estupendo si solo hubiera pasado eso pero luego empeoró. cuando el objeto pudo mirar el móvil había una simple pregunta del Dueño ¿Dónde está el saludo?
cada día comienza el objeto su día con un saludo que envia al Dueño, siempre el mismo, siempre suplicando permiso para vivir un día más. hoy sencillamente no lo había hecho. se le había olvidado. por la mañana se levantó el objeto tan despistado que pensó que lo había hecho cuando no era así. el mundo del objeto se le vino a los pies. "Has vivido medio día sin mi permiso"; dijo el Dueño.
por supuesto esto conllevó un castigo. el Dueño ordenó que el objeto no llevara las botas esta semana, lo que quedaba de ella al menos. por supuesto lo peor fue la humillación. eso fue el principio de un día que fue empeorando por momentos. 
por la tarde el objeto tuvo que afrontar varias situaciones complicadas. al final el objeto salió del trabajo después de estar once horas ahí. ahora tiene un castigo y la vergüenza de no haber cumplido con las ordenes del Dueño.
fue un día de dos lados, con dos caras, el subalterno besando sus botas y el objeto fallando al Dueño.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega. 

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