hay muchas formas de sentirse indefenso en el bdsm. el Dueño emplea varias de ellas con el objeto. una es la indefensión psicológica: conocerte tan bien que sabes que no puedes engañar porque te va a pillar, o que no seas capaz de engañar porque estás tan condicionado psicológicamente que es imposible. otra es que controle tu entorno: lo que llevas puesto, lo que bebes o comer, incluso lo que hablas. y luego está la más evidente, la primera, la inicial: el bondage. estar atado, y amordazado, es la forma más efectiva y primaria de indefensión. no poder controlar tu propio cuerpo, tus acciones y de paso las acciones de otros. el bondage puede ir de lo más simple, unas esposas o un trozo de cuerda en la muñecas, a la más complicada momificación o, como en la imagen de hoy, la suspensión. para esto hace falta mucha habilidad y experiencia, muchas horas de practicar nudos para que el inferior no sufra daño permanente en sus músculos o extremidades. es algo que no está al alcance de mucho y, por tanto, suscita mucho respeto por parte del objeto.
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