jueves, 31 de diciembre de 2009
en la moto de mi AMO XXXVI
miércoles, 30 de diciembre de 2009
leather couples
martes, 29 de diciembre de 2009
minirelato LII
lunes, 28 de diciembre de 2009
porkchopSF
domingo, 27 de diciembre de 2009
esclavo sujeto
sábado, 26 de diciembre de 2009
sobre la fortaleza
viernes, 25 de diciembre de 2009
jueves, 24 de diciembre de 2009
en la moto de mi AMO XXXV
miércoles, 23 de diciembre de 2009
la droga que anula la voluntad.
martes, 22 de diciembre de 2009
dos experiencias
minirelato LI
lunes, 21 de diciembre de 2009
domingo, 20 de diciembre de 2009
kishimu otoko de tagame
sábado, 19 de diciembre de 2009
viernes, 18 de diciembre de 2009
minirelato L
jueves, 17 de diciembre de 2009
la influencia de unas botas III
Mi Daddy me pidió la semana pasada que le escribiera mi experiencia en el sur. No lo hice y lo siento porque eso supone que no lo he obedecido. Tiene razón cuando dice que los detalles se pierden y que la intensidad del momento se desvanece. Por eso, y aunque no valga de pretexto ni excusa, ayer decidí volver al sur en cuanto me surgió la oportunidad y no dejar pasar más de veinticuatro horas en plasmar por escrito mi experiencia que he de decir en mi descargo, si es que éste cabe, que fue más intensa y narrable que el jueves pasado.
Conozco a un tío de Las Palmas que le va el rollo del morbo y los roles. Está casi siempre conectado en las diversas páginas de perfiles que yo frecuento y es agradable. El miércoles pasado me habló de una fiesta en el Bassement. Es todos los miércoles y la entrada es libre, quedamos que el próximo miércoles iríamos y así fue. Vive muy cerca de mi casa y quedamos a las ocho y media de la tarde, bajar al sur en coche es todo un lujo para mí y encima con una conversación amena y divertida el viaje se hizo en un momento. La anécdota del viaje fue que llovió bastante cuando en el sur no lo hace casi nunca y que al coche no le funcionaban los limpia parabrisas, menos mal que ya estábamos cerca del Yumbo cuando llovió más intensamente. No parecía el mejor día para una fiesta en un complejo de apartamentos al aire libre, la verdad.
Entramos en la zona común y los pocos tíos que había estaban en la cafetería guareciéndose de las últimas gotas que caían, el encargado estaba dando vuelta a las tumbonas para que cayera el agua acumulada en ellas, mal presagio. Yo iba con mi pantalón corto verde rollo militar y mis botas de veinte agujeros, la camiseta marrón de carhatt y mi muñequera cuero en la mano derecha. Detrás de nosotros entró un tío de estatura media con unas zapas adidas y vaqueros, una pinta muy morbosa. Según mi acompañante se quedó con la mirada clavada en mis botas. Había algunos tíos más con pinta de extranjeros pero nada espectacular, salvo un inglés con un vaquero ajustado, unas botas negras y un chaleco de cuero y dos brazaletes de cuero en los brazos, algo inalcanzable para mí…
Dejé a mi amigo con su cerveza y me di la vuelta de rigor por la parte trasera. En el cuarto oscuro estaba el tío de las zapas, enseguida nos pusimos a tocarnos la polla. Estaba bueno y cada vez que le apretaba los pezones se quejaba de dolor. Le sorprendió que yo tuviera tanto aguante en los pezones y pareció divertirle. Nos bajamos los pantalones y empezamos a comernos la polla mutuamente. Enseguida apareció un tío más grande que yo, gordote, con el pelo rapado y perilla. Tenía pinta de morboso pero tenía un defecto importante y es que iba en cholas. De todas maneras al suizo, el de las adidas, parecía no importarle que se uniera a nosotros y a mí tampoco. El tío era grande y con pinta de amoroso, besaba genial y tenía una buena polla y parecía que estaba a gusto cuando se la comía. Aparecieron más tíos por allí con tendencia poco morbosa y se me cortó el rollo así que salí precipitadamente de allí. No pensé en que dejaba colgado al suizo y al alemán, simplemente me fui.
Me di una vuelta y aparecieron dos tíos con pinta de zaperos, sudaderas deportivas y pinta de muy viciosos. El alemán de las cholas me tocó por detrás y me preguntó en inglés que si me había corrido, yo entendí que de dónde era y se produjo unos momentos muy cómicos que acabaron en risas y en un abrazo. Nos metimos en una cabinilla de esas de tela de camuflaje, estuvimos besándonos y echándonos piropos. Me sentía tan a gusto que le dije que me follara, según él era versátil pero esa noche quería que le follaran así que de repente se acabó la magia por su parte. Sin saber cómo se nos metió un tío súper pequeño y con una pinta de pijo impresionante. Resultó ser asturiano y muy dominante pero a mí no me ponían nada ni su actitud ni su apariencia. Así que aproveche para correrme e irme al ver que el alemán pasaba de follarme.
La cosa se iba animando, apareció más gente por allí. Gente que estaba alojado en los propios apartamentos y gente que venía de fuera como nosotros. Mi amigo se había ligado al inglés impresionante y éste se lo estaba follando en la zona de los vídeos. Estaban sacando provecho al sling.
Había un tío con pinta de ser muy mayor pero muy bien cuidado físicamente. Llevaba toda la parafernalia que se podía esperar: Chaps, botas, chaleco y el pecho al aire, los pezones anillados y llevaba una bolsa negra atada a la cintura de donde le salía la crema y los guantes para que le fistearan. Se paró entre el sling y yo, y con mucho descaro me dijo que le fisteara. Me puse el guante de látex y lo llené de crema. El tío estaba completamente extasiado. De repente apareció mi acompañante y me pidió participar, yo no tuve ningún problema y al final acabaron él y el asturiano dándole caña. El asturiano acabó metiéndole la polla y mi amigo la mano al mismo tiempo. Luego me dijo que el tío mayor les había felicitado por lo bien que lo había pasado.
Un señor bastante mayor salió de uno de los apartamentos, llevaba un chap de cuero y con el pecho al aire. La polla que tenía era descomunal aún en reposo. Al momento estaba en el sling que había quedado vacío. Mi amigo se dejó follar por el señor mayor y por lo visto disfrutó una barbaridad.
Del cuarto oscuro procedían unos gritos de placer, estaban la pareja de zaperos usando una especie de aerosol que rociaban en un calcetín que se ponían en la boca y aspiraban. Supongo que sería una especie de popper. Les estaban fisteando a los dos a la vez el inglés tan encuerado. La estampa era espectacular. El suizo y yo los mirábamos mientras nos masturbábamos. Eran dos cuerpos muy bien formados, completamente desnudos. Las zapas de uno de ellos brillaban en un rincón, me dieron muchas ganas de cogerlas y llevármelas a la nariz. No lo hice pero me quedé con las ganas.
Eran las doce y al día siguiente mi amigo madrugaba. Ante la amenaza de los relámpagos decidimos venirnos a Las Palmas, no sin antes pasar por el Yumbo para tomar algo de cena y cerciorarnos otra vez de lo lleno de turistas gays que estaba el centro comercial.
miércoles, 16 de diciembre de 2009
bdsm en queer as folk 2
martes, 15 de diciembre de 2009
esclavizados 2
lunes, 14 de diciembre de 2009
bdsm en queer as folk
domingo, 13 de diciembre de 2009
minirelato XLIX
sábado, 12 de diciembre de 2009
leather & jeans
viernes, 11 de diciembre de 2009
mea culpa
esclavizados 1
jueves, 10 de diciembre de 2009
la influencia de unas botas II
De nuevo otro narración, auténtica, de un lector del blog. a ver si alguien más se anima, como éste amigo se animó a relatar una de sus escapadas al sur de la isla, al yumbo. no tiene desperdicio.
La influencia de unas botas II
Era el último día que disponía de coche para bajar al sur y aunque era miércoles decidí ir al Yumbo. Me puse mis 20 holes rangers con el consabido chándal encima para no llamar excesivamente la atención. Al pasar el aeropuerto paré en una gasolinera a quitarme el chándal y me vi bien: Mis botas, mi pantalón corto de color verde y una camiseta de tirantes también de verde militar. Un avión apareció ante mí, muy cerca, descomunal a pocos metros antes de aterrizar. Me pareció un buen preludio.
Fui un poco antes de las doce con la intención de pasarme por el Bassement. Se supone que hay fiesta los miércoles y sábados. Aparqué justo al lado de los apartamentos en cuestión y oí como alguien estaba al otro lado de la puerta, esperé a que abrieran. Eran los encargados o los dueños, les pregunté que si había fiesta fetish y me dijeron que ya había terminado. La verdad es que no recuerdo bien si me dijeron que me esperaban el viernes o el sábado. Todavía quedaba media hora para que el Cellar empezara su hora underwear así que me fui al Construction. No había casi nadie, alguna que otra pareja, uno de sus miembros con unas New Balance muy buenas pero se le veía poco receptivo a mis miradas. Estaban también los italianos amantes del fistting que había visto el sábado pasado. El grandote me miró pero no pasó de ahí, era evidente que su amigo era el que llevaba la voz cantante, luego descubrí que eran pareja. Con las mismas me fui al Block. Allí estaba Barry con su amigo, no me vieron y yo tampoco me dejé ver. Me senté en la zona de la barra e hice alguna que otra incursión al cuarto oscuro pero nada en especial. Sólo una película porno en el monitor de temática skin bastante sugerente. A las doce y cinco me fui al Cellar.
No había demasiada gente y alguna que otra cara me sonaba del sábado pasado. Crucé unas palabras con uno de los dueños, el español. Me trata con excesiva familiaridad pero supongo que es marca de la casa, además no creo que haya demasiados habituales. De todas maneras ya me gustaría que me tratara con la misma o más familiaridad el otro dueño. Un buen ejemplar de súbdito de
En los primeros minutos, no recuerdo entrar a nadie ni que nadie me entrara a mí. Al rato apareció Barry, yo ya estaba en la zona oscura y él se estaba quedando en gayumbos. Le tenía a mi alcance aunque hay unas barras de separación simulando una reja así que acerque mi mano a su bota y se la acaricié. El me sonrió y le besé, dejé que se desnudara con tranquilidad y lo esperé en la zona oscura. Tardó en entrar, cosa que me impacientó. Me dio por pensar que igual pasaba de mí y que se estaba enrollando con otro tío fuera; tampoco era para cabrearse. A ese bar se va a lo que se va y alguien podía haberle llamado la atención más que yo, además yo ya era “territorio conocido” pero al rato apareció. Yo casi estaba en la entrada del cuarto oscuro, lo agarré y le morreé con mucha tensión, el tío estuvo completamente encantador. Enseguida subimos el tono y empezamos a salivazos mutuos y a machacarnos los pezones. Hubo algún que otro puñetazo y bofetada pero más cariñoso que otra cosa. Nos estaba mirando un tío espectacular: Negro, grande, musculado, rapado y con una polla espectacular, pero espectacular, bastante gorda y grande. Yo lo veía pero Barry no, el tío este hizo un gesto casi imperceptible indicándome que nos metiéramos en una cabina. Cogí a Barry de la mano y el otro tío vino detrás, Barry ni se inmutó.
El tío este era alemán, su cuerpo era grandioso y su pene mucho más, llevaba unas chanclas que nada me incitaban pero tenía unos pies poderosos. Besaba genial y nos besamos varias veces a tres. En una de estas veces me dijo que le gustaban mis botas. Yo le dije que dónde estaban las suyas y me dijo que en Alemania, le pregunté si tenía algunas zapas y me dijo que no pero que se las compraba con tal de tener sexo otra vez conmigo. Yo no estoy acostumbrado a que un tío de este tipo me haga tales proposiciones… La verdad es que me sentó de puta madre, me sentí deseado y mucho. Me dio todo tipo de explicaciones de cómo podíamos quedar, hasta cuándo se quedaba y yo qué sé que otras cosas más. Todo esto entre vicio y morbo y en ese momento no le presté ninguna atención. Estaba a lo que estaba y ya está. Hubo un momento muy vicioso cuando Barry y yo nos pusimos de rodillas y cada uno le lamimos un pie. Era un pie grande y sudado, fue buenísimo. No recuerdo si se corrió o no, estaba demasiado excitado. También se arrodilló él y nos lamió las botas a nosotros, las mías con especial dedicación. Son más altas que las que llevaba Barry y fue una maravilla ver a un tío rapado, lleno de músculos aferrándose a mis botas.
Salimos de allí y me fui a la barra a tomarme algo con Barry. Nos sentamos en un banco y hablamos de trivialidades. Me contó que va casi todos los fines de semana al Hoist de Londres y que allí él es el habitual… Es un tío como yo en ese sentido, sabe a lo que se va a esos sitios, sino hay cientos de bares en los que bailar o tomarse algo. En todo momento me invitaba a que fuera a disfrutar con otros tíos y es algo que me agradaba, se preocupaba por mí mientras me besaba y me tocaba la polla. Decidí que quizá era él el que quería montárselo con otra gente así que me metí para dentro.
Por allí andaba la pareja de italianos con varios aditamentos leather y bastantes piercings. El más grande de los dos se acercó a mí y me agarró un pezón con una tremenda fuerza. Es mi punto “débil” y me dejé hacer. Me encantó sentirme dominado por un tío grande y de aspecto cabrón. Se llamaba Marco y me preguntó que me gustaba, yo le respondí “tus botas” y me puse de cuclillas para acariciárselas. Estábamos cerca de una reja, se agarró a ella con los brazos en cruz y se subió a mis pantorrillas con aquellas tremendas botas, flexionó sus rodillas para que su polla me llegara a la cara y se la comí con mucha pasión. Toda la que podía porque el tío pesaba una barbaridad y aunque la posición puede resultar morbosa no deja de tener bastante dificultad mantener el equilibrio en semejantes circunstancias. Apareció su amigo y le habló en italiano, me dijo que alguien estaba dispuesto a que ambos le fistearan así que me dejaba, que su novio era el que mandaba. A mí me dio igual, me sentía bien y muy cerdo.
Apareció Barry y empezamos a magrearnos otra vez, le pregunté que es lo que le apetecía y dijo exactamente “God, fuck you!!!!” Me pilló completamente de sorpresa y le dije, en broma, que yo también quería follármelo. Le cambió la cara, me dijo que sólo era activo y yo le dije que estaba bromeando y que me apetecía mucho que me follara pero que soy muy estrecho y que necesito mucha paciencia. Acercó su boca a mi oído y dijo entre besos y mordiscos, “gentle, gentle”. Me puse más salido todavía y empezamos a prepararnos, el saco un condón y yo el lubricante que siempre llevo por si se da esta situación. Lo hicimos en la zona del sling, supongo que alguien miraría pero era como si estuviéramos solos.
La verdad que el tío estuvo a la altura de mis limitaciones. Fue genial, de vez en cuando me acercaba a la nariz el popper que él llevaba, dicen que ayuda a dilatar el esfínter pero a mí no me produce ningún efecto, ni bueno ni malo. Así que me folló durante un buen rato y de repente salió su pene de mi culo. Fue el momento en que me di la vuelta y lo bese con auténtico delirio. Lo agarré de la mano y nos metimos en una cabina. Me volvió a encular, esta vez yo sentía más placer. Supongo que mi esfínter estaba más acostumbrado y lo disfruté mucho más. Me dijo que se quería correr y le dije que claro que sí. Se quitó el condón y nos pusimos en paralelo, nos pajeamos con mucha ansia mientras nos besábamos y al final nos corrimos casi a la vez. Sus gritos fueron casi estridentes pero eso no le quitó ni un ápice de sexualidad, pasión y vicio a la situación.
Estuvimos un poco abrazados pero miró un par de veces el reloj. Había quedado con su amigo al cual no le gustan estos tipos de bares y se le estaba haciendo tarde. Salimos los dos a la zona del bar y nos vestimos a la vez. En la entrada me dio un tremendo beso y corrió escaleras arriba donde estaba su amigo ya esperándolo. Yo subí al Cruise pero no hice nada más que tomarme una coca cola light y me vine para Las Palmas.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
boots party 2
martes, 8 de diciembre de 2009
crecimiento
lunes, 7 de diciembre de 2009
negación del orgasmo
domingo, 6 de diciembre de 2009
un nuevo comienzo
nuevo album de gengoroh tagame
sábado, 5 de diciembre de 2009
¿por qué?
viernes, 4 de diciembre de 2009
en la moto de mi AMO XXXIV
jueves, 3 de diciembre de 2009
bear slave
miércoles, 2 de diciembre de 2009
redescubriendo al perro
martes, 1 de diciembre de 2009
la influencia de unas botas
un lector me ha enviado este relato de una sesión real ocurrida en las palmas de gran canaria. me parece interesante así que la dejo aquí para que la disfruten.
LA INFLUENCIA DE UNAS BOTAS
Para mí la mañana del sábado es muy importante, hacía dos semanas que no nos habíamos visto y yo estaba ilusionado con pasarla con El, con mi Daddy. Es el día en que se mezclan situaciones tales como recordar directamente que debo acatar sus órdenes, reírnos como dos buenos amigos, desahogarnos de nuestras respectivas preocupaciones y en definitiva, sentir a una buena persona que vela por mí y que es un excelente amigo.
Me pasó a recoger sobre las diez de la mañana y habíamos quedado en ir al Oulet de López en la calle General Vives para ver botas que están rebajadas. Yo ya había visto la tienda un par de días antes y sabía que iba a disfrutar porque algunas botas eran de las que le gustan, de cuero y sin cordones. Durante el trayecto El me acarició la nuca, algo que me hizo sentirme tremendamente bien. Además hubo un momento en que lo sentí especialmente cerca cuando entre bromas dejó entrever que no le daría igual una posible marcha mía de la isla por motivos de trabajo.
Llegamos a la tienda y hubo una mezcla de sensaciones, éramos dos gays probándose calzado pero desde el primer momento quedó claro que El era el que mandaba, indicándome cuales me tenía que probar o ayudándole a quitarse las que El se probaba. Yo no iba a comprar porque ahora mismo no me lo puedo permitir y además siento como una lucha interna respecto a esas botas, me llaman poderosamente la atención y me encanta cuando veo a alguien con ellas pero no me veo llevándolas. No sé si decir que son demasiado osadas para mí o que yo soy demasiado conservador vistiendo como para incorporarlas a mi vestuario diario. Sea una cosa, la otra u otras que se me escapan no me atrevo a comprármelas.
Se probó unas negras, camperas que parecían muy morbosas pero que luego no le quedaban especialmente bien. Me obligó a dales una lamida furtiva en medio de la tienda. Fue un segundo de mucha tensión y nerviosismo posterior. Queda claro que estoy haciendo y sintiendo cosas que hace un año no hubiera pensado llegar a hacer y que El lleva la voz cantante. Me probé algunas que El me decía pero todas tenían un pero.
Había unas botas marrones tirando a claras de las que sólo quedaba un par del cuarenta y cinco, medio camperas, con la punta cuadrada pero sin llegar a ser moteras y con un tacto suave. Se las probó y le quedaban perfectas. Imaginadas con un vaquero eran maravillosas. Me hizo probármelas y a mí me quedaban muy bien, además yo llevaba vaqueros con una vuelta y el efecto era genial, pero entre que no tengo dinero y que no me veo con ellas ni me lo planteé. Además quedaba solo un par y parecía que mi Daddy estaba muy interesado en ellas aunque le quedaban un poco grandes. Yo le dije que así me las podía prestar pero dejó claro que las botas no se prestan. El caso es que se las compró y luego se puso a mirar unas deportivas de vestir.
El tiempo que usamos en este caso fue menor porque como dijo luego se fiaba de mí en eso de las zapas. La verdad es que tengo experiencia en comprar zapas y en mirar y aunque no son unas zapas muy morbosas si son Fred Perry y blancas impolutas. Una buena mezcla para que un buen vicioso de las zapas se muera por lamerlas. Además le quedaban muy bien con la ropa que llevaba, le hacían un pie grande y muy apetecible. La cosa es que salimos de allí y El se había gastado unos cien euros. Evidentemente era yo el que llevaba las bolsas que no dejaban de tener cierta aparatosidad, no me importa hacerlo porque aunque tiene un punto humillante El lo compensa con otras muchas cosas.
Nos fuimos a tomar un café mañanero a Casa Suecia, es un sitio que a mí me encanta con mucha solera y al lado de la playa. Estuvimos hablando de mis problemas familiares ahora que se acerca la Navidad. A veces sus métodos, a priori, no parecen efectivos pero cada vez constato que no es así. Me aflora la inseguridad cuando lo que hay que hacer es tomar ciertas decisiones y seguir para adelante con ellas.Me dio una serie de pautas para que tomara la decisión que más me favorezca. De repente me dijo que me metiera en el baño y que me pusiera las botas que había comprado, que metiera mis zapas en la caja de las botas y que saliera. Me puse un poco tenso y al tener el forro roto la bota izquierda me costó un poco. Salí y me mandó rellenar las tazas con más cafés. Cuando volví a la mesa me toco las botas y a mí me provocó una erección instantánea. Empezó a dar una serie de órdenes sobre las botas que hacían suponer que las botas eran mías, efectivamente me las regaló. Me sentí abrumado. Si algo sé de El es el significado que le da a las botas y sus connotaciones. Le dije dos veces que no tenía por qué pero su “cállate” fue suficiente como para no seguir cuestionando su decisión. Seguía pensando que no me “pegan” pero en un paseo posterior por la playa dejo claro que no era así y al igual que El se fía de mí en cuestión de zapas, yo me fío de El en cuestión de botas. La verdad es que son preciosas y de un tacto increíble.
Volvimos hacia el parking del centro comercial El Muelle. Durante el camino fue cuando me ordenó que escribiera este relato. Yo apostillo muchas cosas de las que El dice u ordena. Sé que no debería hacerlo porque entre otras cosas el Daddy es El y además me fío plenamente del El pero como boy me siento en aprendizaje y hay veces que confundo la amistad con el adiestramiento de mi voluntad y eso me provoca sentimientos encontrados que me provocan mucha desazón. Me revuelvo ante determinadas actitudes de El hacia mí. Mi cabeza bulle y no logra encajar determinados pensamientos.
Subiendo las escaleras mecánicas me susurraba al oído que nada me iba a pasar, que El iba a cuidar de mí, que si lo entendía. Claro que lo entiendo y me abruma que alguien se tome tantas molestias por mí. Tengo claro que pondría la mano en el fuego por El pero no sé si la pondría por mi mismo.
Le pedí que si podía ir al baño a ponerme las plantillas ortopédicas dentro de las botas porque las sentía bailar. Acabamos en una de las cabinas juntos. Me ayudó a quitármelas y a ponérmelas y entonces lo sentí imponente. El de pie y yo sentado en el inodoro. Me curró los pezones levemente para que fuera consciente mi cuerpo de que allí mandaba El. Se quitó un calcetín y me hizo olerlo. Lo llevaba puesto hace tres días y tenía un olor penetrante, para nada desagradable y me sentí pleno, esa es la palabra. Haciendo lo que El deseaba en ese momento.
Sé que el ser un buen boy no supone sólo tener morbo con mi Daddy, también tengo otra serie de obligaciones que El me impone para que yo crezca como persona y me sienta lo que soy, como El dijo, un buen material al que hay que pulir. Llegamos al coche y me besó, me dijo que no me iba pasar nada y que El me iba a cuidar. No son palabras vacías, todo lo contrario, el contenido que El les da rebasa el significado de la palabra. Me lo ha demostrado en muchas ocasiones, otra cosa es que yo no sepa o no entienda cómo incorporar esos pensamientos, órdenes e indicaciones a mi vida o que me cueste una barbaridad desprenderme de hábitos y costumbres para nada favorables para mí.
Sacó unas cuerdas blancas, nuevas. Me ató las manos y mi reacción fue como siempre encontrada en estos casos. Tenía una erección y al mismo tiempo me sentía mal. Desazonado. No sé si por vergüenza hacia El o a que me viera alguien o porque no estaba con libertad de movimientos ni siquiera para ponerme el cinturón de seguridad.
Salimos del centro comercial y nos fuimos al Muelle Deportivo. Me hizo ir con la cabeza bajada todo el trayecto, las manos seguían atadas como si llevara unas esposas. Yo la subía a veces instintivamente para indicarle y estaba claro que no le gustó. Creí que íbamos a aparcar y subir a mi casa pero no fue así. Me pegó dos bofetadas por haberle desobedecido y subir la cabeza para ver la carretera. Luego se cercioró si seguía empalmado y así era. Me preguntó que si me sentía bien y le dije que no y entonces me dijo que mi cuerpo no decía lo mismo y era verdad. Ahí atado, humillado y mi polla desprendiendo líquido preseminal. Me dijo que me soltara y lo conseguí fácilmente porque no las había apretado demasiado. Arrancó y nos fuimos hacia Ciudad Jardín.
No es la primera vez que tenemos una sesión en la calle, era una calle poco transitada pero nada que ver con la intimidad relativa de un apartamento como el mío. Me ató las manos a la espalda, esta vez más sujeto y más fuerte. Con un cordón de mis zapas me ató el pene y los testículos y luego los desató. Se me escapó un “cabrón” y eso hizo que me los volviera a atar más fuerte y que tuviera que ir de esa manera caminando a mi casa. Le lamí los pies y le comí la polla. Sentí que disfrutaba y que yo era el que le hacía disfrutar.
Las sensaciones que yo sentí en el coche fueron mucho más shock que otras veces. Me siento suyo pero no logro superar el miedo escénico. Mi cuerpo quiere hacer todo lo que El me pide y lo intento pero me rebasa la publicidad o mi educación y a veces también el dolor o la privación de facultades. Sé que es como una terapia de choque y lo que quiere conseguir pero mi cuerpo no acompaña a mi mente. Aún con todas estas trabas yo disfruté y creo que El también porque luego me obsequió con una sesión de fotos que todavía no he visto pero creo que estarán fantásticas.
En la sesión fotográfica se volvieron a mezclar el colegueo, la amistad y la disciplina. Yo tenía mis huevos atados así que era evidente quién seguía mandando allí. Una de las poses fue en plano picado, yo sentado en la acera y el entre mis piernas. Me dijo: Mírame como lo que soy tu Daddy. No sé si la imagen reflejará lo que yo sentí en ese momento pero fue admiración, orgullo y satisfacción porque un Daddy como El quiera utilizar su tiempo con un boy como yo.