jueves, 17 de diciembre de 2009

la influencia de unas botas III

Mi Daddy me pidió la semana pasada que le escribiera mi experiencia en el sur. No lo hice y lo siento porque eso supone que no lo he obedecido. Tiene razón cuando dice que los detalles se pierden y que la intensidad del momento se desvanece. Por eso, y aunque no valga de pretexto ni excusa, ayer decidí volver al sur en cuanto me surgió la oportunidad y no dejar pasar más de veinticuatro horas en plasmar por escrito mi experiencia que he de decir en mi descargo, si es que éste cabe, que fue más intensa y narrable que el jueves pasado.

Conozco a un tío de Las Palmas que le va el rollo del morbo y los roles. Está casi siempre conectado en las diversas páginas de perfiles que yo frecuento y es agradable. El miércoles pasado me habló de una fiesta en el Bassement. Es todos los miércoles y la entrada es libre, quedamos que el próximo miércoles iríamos y así fue. Vive muy cerca de mi casa y quedamos a las ocho y media de la tarde, bajar al sur en coche es todo un lujo para mí y encima con una conversación amena y divertida el viaje se hizo en un momento. La anécdota del viaje fue que llovió bastante cuando en el sur no lo hace casi nunca y que al coche no le funcionaban los limpia parabrisas, menos mal que ya estábamos cerca del Yumbo cuando llovió más intensamente. No parecía el mejor día para una fiesta en un complejo de apartamentos al aire libre, la verdad.

Entramos en la zona común y los pocos tíos que había estaban en la cafetería guareciéndose de las últimas gotas que caían, el encargado estaba dando vuelta a las tumbonas para que cayera el agua acumulada en ellas, mal presagio. Yo iba con mi pantalón corto verde rollo militar y mis botas de veinte agujeros, la camiseta marrón de carhatt y mi muñequera cuero en la mano derecha. Detrás de nosotros entró un tío de estatura media con unas zapas adidas y vaqueros, una pinta muy morbosa. Según mi acompañante se quedó con la mirada clavada en mis botas. Había algunos tíos más con pinta de extranjeros pero nada espectacular, salvo un inglés con un vaquero ajustado, unas botas negras y un chaleco de cuero y dos brazaletes de cuero en los brazos, algo inalcanzable para mí…

Dejé a mi amigo con su cerveza y me di la vuelta de rigor por la parte trasera. En el cuarto oscuro estaba el tío de las zapas, enseguida nos pusimos a tocarnos la polla. Estaba bueno y cada vez que le apretaba los pezones se quejaba de dolor. Le sorprendió que yo tuviera tanto aguante en los pezones y pareció divertirle. Nos bajamos los pantalones y empezamos a comernos la polla mutuamente. Enseguida apareció un tío más grande que yo, gordote, con el pelo rapado y perilla. Tenía pinta de morboso pero tenía un defecto importante y es que iba en cholas. De todas maneras al suizo, el de las adidas, parecía no importarle que se uniera a nosotros y a mí tampoco. El tío era grande y con pinta de amoroso, besaba genial y tenía una buena polla y parecía que estaba a gusto cuando se la comía. Aparecieron más tíos por allí con tendencia poco morbosa y se me cortó el rollo así que salí precipitadamente de allí. No pensé en que dejaba colgado al suizo y al alemán, simplemente me fui.

Me di una vuelta y aparecieron dos tíos con pinta de zaperos, sudaderas deportivas y pinta de muy viciosos. El alemán de las cholas me tocó por detrás y me preguntó en inglés que si me había corrido, yo entendí que de dónde era y se produjo unos momentos muy cómicos que acabaron en risas y en un abrazo. Nos metimos en una cabinilla de esas de tela de camuflaje, estuvimos besándonos y echándonos piropos. Me sentía tan a gusto que le dije que me follara, según él era versátil pero esa noche quería que le follaran así que de repente se acabó la magia por su parte. Sin saber cómo se nos metió un tío súper pequeño y con una pinta de pijo impresionante. Resultó ser asturiano y muy dominante pero a mí no me ponían nada ni su actitud ni su apariencia. Así que aproveche para correrme e irme al ver que el alemán pasaba de follarme.

La cosa se iba animando, apareció más gente por allí. Gente que estaba alojado en los propios apartamentos y gente que venía de fuera como nosotros. Mi amigo se había ligado al inglés impresionante y éste se lo estaba follando en la zona de los vídeos. Estaban sacando provecho al sling.

Había un tío con pinta de ser muy mayor pero muy bien cuidado físicamente. Llevaba toda la parafernalia que se podía esperar: Chaps, botas, chaleco y el pecho al aire, los pezones anillados y llevaba una bolsa negra atada a la cintura de donde le salía la crema y los guantes para que le fistearan. Se paró entre el sling y yo, y con mucho descaro me dijo que le fisteara. Me puse el guante de látex y lo llené de crema. El tío estaba completamente extasiado. De repente apareció mi acompañante y me pidió participar, yo no tuve ningún problema y al final acabaron él y el asturiano dándole caña. El asturiano acabó metiéndole la polla y mi amigo la mano al mismo tiempo. Luego me dijo que el tío mayor les había felicitado por lo bien que lo había pasado.

Un señor bastante mayor salió de uno de los apartamentos, llevaba un chap de cuero y con el pecho al aire. La polla que tenía era descomunal aún en reposo. Al momento estaba en el sling que había quedado vacío. Mi amigo se dejó follar por el señor mayor y por lo visto disfrutó una barbaridad.

Del cuarto oscuro procedían unos gritos de placer, estaban la pareja de zaperos usando una especie de aerosol que rociaban en un calcetín que se ponían en la boca y aspiraban. Supongo que sería una especie de popper. Les estaban fisteando a los dos a la vez el inglés tan encuerado. La estampa era espectacular. El suizo y yo los mirábamos mientras nos masturbábamos. Eran dos cuerpos muy bien formados, completamente desnudos. Las zapas de uno de ellos brillaban en un rincón, me dieron muchas ganas de cogerlas y llevármelas a la nariz. No lo hice pero me quedé con las ganas.

Eran las doce y al día siguiente mi amigo madrugaba. Ante la amenaza de los relámpagos decidimos venirnos a Las Palmas, no sin antes pasar por el Yumbo para tomar algo de cena y cerciorarnos otra vez de lo lleno de turistas gays que estaba el centro comercial.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha molado lo de la pareja de zaperos. Nostros tambien lo somos, y como me pone lamer y oler zapas, soloconverlas curraditas y de un mahco ya me corro vivo. Me he ekado con las ganas tambien de lamer unas buenas botas, por ejemplo las tuyas de 20 agujeros, seguro ke son muy morbosas. Ke modelo o marca son? ke numero usas?

Anónimo dijo...

anónimo, me temo que ha habido una confusión. este relato es de un lector del blog que me lo envió y fue él, y no yo, el que vivió esa experiencia. esas preguntas tendrías que hacérselas a él. espero que lea esto y lo haga. gracias por participar, no dejes de hacerlo.