jueves, 10 de diciembre de 2009

la influencia de unas botas II

De nuevo otro narración, auténtica, de un lector del blog. a ver si alguien más se anima, como éste amigo se animó a relatar una de sus escapadas al sur de la isla, al yumbo. no tiene desperdicio.

La influencia de unas botas II

Era el último día que disponía de coche para bajar al sur y aunque era miércoles decidí ir al Yumbo. Me puse mis 20 holes rangers con el consabido chándal encima para no llamar excesivamente la atención. Al pasar el aeropuerto paré en una gasolinera a quitarme el chándal y me vi bien: Mis botas, mi pantalón corto de color verde y una camiseta de tirantes también de verde militar. Un avión apareció ante mí, muy cerca, descomunal a pocos metros antes de aterrizar. Me pareció un buen preludio.

Fui un poco antes de las doce con la intención de pasarme por el Bassement. Se supone que hay fiesta los miércoles y sábados. Aparqué justo al lado de los apartamentos en cuestión y oí como alguien estaba al otro lado de la puerta, esperé a que abrieran. Eran los encargados o los dueños, les pregunté que si había fiesta fetish y me dijeron que ya había terminado. La verdad es que no recuerdo bien si me dijeron que me esperaban el viernes o el sábado. Todavía quedaba media hora para que el Cellar empezara su hora underwear así que me fui al Construction. No había casi nadie, alguna que otra pareja, uno de sus miembros con unas New Balance muy buenas pero se le veía poco receptivo a mis miradas. Estaban también los italianos amantes del fistting que había visto el sábado pasado. El grandote me miró pero no pasó de ahí, era evidente que su amigo era el que llevaba la voz cantante, luego descubrí que eran pareja. Con las mismas me fui al Block. Allí estaba Barry con su amigo, no me vieron y yo tampoco me dejé ver. Me senté en la zona de la barra e hice alguna que otra incursión al cuarto oscuro pero nada en especial. Sólo una película porno en el monitor de temática skin bastante sugerente. A las doce y cinco me fui al Cellar.

No había demasiada gente y alguna que otra cara me sonaba del sábado pasado. Crucé unas palabras con uno de los dueños, el español. Me trata con excesiva familiaridad pero supongo que es marca de la casa, además no creo que haya demasiados habituales. De todas maneras ya me gustaría que me tratara con la misma o más familiaridad el otro dueño. Un buen ejemplar de súbdito de La Reina de Inglaterra.

En los primeros minutos, no recuerdo entrar a nadie ni que nadie me entrara a mí. Al rato apareció Barry, yo ya estaba en la zona oscura y él se estaba quedando en gayumbos. Le tenía a mi alcance aunque hay unas barras de separación simulando una reja así que acerque mi mano a su bota y se la acaricié. El me sonrió y le besé, dejé que se desnudara con tranquilidad y lo esperé en la zona oscura. Tardó en entrar, cosa que me impacientó. Me dio por pensar que igual pasaba de mí y que se estaba enrollando con otro tío fuera; tampoco era para cabrearse. A ese bar se va a lo que se va y alguien podía haberle llamado la atención más que yo, además yo ya era “territorio conocido” pero al rato apareció. Yo casi estaba en la entrada del cuarto oscuro, lo agarré y le morreé con mucha tensión, el tío estuvo completamente encantador. Enseguida subimos el tono y empezamos a salivazos mutuos y a machacarnos los pezones. Hubo algún que otro puñetazo y bofetada pero más cariñoso que otra cosa. Nos estaba mirando un tío espectacular: Negro, grande, musculado, rapado y con una polla espectacular, pero espectacular, bastante gorda y grande. Yo lo veía pero Barry no, el tío este hizo un gesto casi imperceptible indicándome que nos metiéramos en una cabina. Cogí a Barry de la mano y el otro tío vino detrás, Barry ni se inmutó.

El tío este era alemán, su cuerpo era grandioso y su pene mucho más, llevaba unas chanclas que nada me incitaban pero tenía unos pies poderosos. Besaba genial y nos besamos varias veces a tres. En una de estas veces me dijo que le gustaban mis botas. Yo le dije que dónde estaban las suyas y me dijo que en Alemania, le pregunté si tenía algunas zapas y me dijo que no pero que se las compraba con tal de tener sexo otra vez conmigo. Yo no estoy acostumbrado a que un tío de este tipo me haga tales proposiciones… La verdad es que me sentó de puta madre, me sentí deseado y mucho. Me dio todo tipo de explicaciones de cómo podíamos quedar, hasta cuándo se quedaba y yo qué sé que otras cosas más. Todo esto entre vicio y morbo y en ese momento no le presté ninguna atención. Estaba a lo que estaba y ya está. Hubo un momento muy vicioso cuando Barry y yo nos pusimos de rodillas y cada uno le lamimos un pie. Era un pie grande y sudado, fue buenísimo. No recuerdo si se corrió o no, estaba demasiado excitado. También se arrodilló él y nos lamió las botas a nosotros, las mías con especial dedicación. Son más altas que las que llevaba Barry y fue una maravilla ver a un tío rapado, lleno de músculos aferrándose a mis botas.

Salimos de allí y me fui a la barra a tomarme algo con Barry. Nos sentamos en un banco y hablamos de trivialidades. Me contó que va casi todos los fines de semana al Hoist de Londres y que allí él es el habitual… Es un tío como yo en ese sentido, sabe a lo que se va a esos sitios, sino hay cientos de bares en los que bailar o tomarse algo. En todo momento me invitaba a que fuera a disfrutar con otros tíos y es algo que me agradaba, se preocupaba por mí mientras me besaba y me tocaba la polla. Decidí que quizá era él el que quería montárselo con otra gente así que me metí para dentro.

Por allí andaba la pareja de italianos con varios aditamentos leather y bastantes piercings. El más grande de los dos se acercó a mí y me agarró un pezón con una tremenda fuerza. Es mi punto “débil” y me dejé hacer. Me encantó sentirme dominado por un tío grande y de aspecto cabrón. Se llamaba Marco y me preguntó que me gustaba, yo le respondí “tus botas” y me puse de cuclillas para acariciárselas. Estábamos cerca de una reja, se agarró a ella con los brazos en cruz y se subió a mis pantorrillas con aquellas tremendas botas, flexionó sus rodillas para que su polla me llegara a la cara y se la comí con mucha pasión. Toda la que podía porque el tío pesaba una barbaridad y aunque la posición puede resultar morbosa no deja de tener bastante dificultad mantener el equilibrio en semejantes circunstancias. Apareció su amigo y le habló en italiano, me dijo que alguien estaba dispuesto a que ambos le fistearan así que me dejaba, que su novio era el que mandaba. A mí me dio igual, me sentía bien y muy cerdo.

Apareció Barry y empezamos a magrearnos otra vez, le pregunté que es lo que le apetecía y dijo exactamente “God, fuck you!!!!” Me pilló completamente de sorpresa y le dije, en broma, que yo también quería follármelo. Le cambió la cara, me dijo que sólo era activo y yo le dije que estaba bromeando y que me apetecía mucho que me follara pero que soy muy estrecho y que necesito mucha paciencia. Acercó su boca a mi oído y dijo entre besos y mordiscos, “gentle, gentle”. Me puse más salido todavía y empezamos a prepararnos, el saco un condón y yo el lubricante que siempre llevo por si se da esta situación. Lo hicimos en la zona del sling, supongo que alguien miraría pero era como si estuviéramos solos.

La verdad que el tío estuvo a la altura de mis limitaciones. Fue genial, de vez en cuando me acercaba a la nariz el popper que él llevaba, dicen que ayuda a dilatar el esfínter pero a mí no me produce ningún efecto, ni bueno ni malo. Así que me folló durante un buen rato y de repente salió su pene de mi culo. Fue el momento en que me di la vuelta y lo bese con auténtico delirio. Lo agarré de la mano y nos metimos en una cabina. Me volvió a encular, esta vez yo sentía más placer. Supongo que mi esfínter estaba más acostumbrado y lo disfruté mucho más. Me dijo que se quería correr y le dije que claro que sí. Se quitó el condón y nos pusimos en paralelo, nos pajeamos con mucha ansia mientras nos besábamos y al final nos corrimos casi a la vez. Sus gritos fueron casi estridentes pero eso no le quitó ni un ápice de sexualidad, pasión y vicio a la situación.

Estuvimos un poco abrazados pero miró un par de veces el reloj. Había quedado con su amigo al cual no le gustan estos tipos de bares y se le estaba haciendo tarde. Salimos los dos a la zona del bar y nos vestimos a la vez. En la entrada me dio un tremendo beso y corrió escaleras arriba donde estaba su amigo ya esperándolo. Yo subí al Cruise pero no hice nada más que tomarme una coca cola light y me vine para Las Palmas.

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