lunes, 10 de noviembre de 2008

En la moto de mi AMO XXIX

la moto iba veloz, recorriendo las calles, o las autopistas, no lo sabía con seguridad. yo me apoyaba en su espalda, intentando sincronizarme en las curvas para no caerme. oía ruido de coches así que supuse que estábamos en en la ciudad. de pronto la moto aminoró la marcha y paró. me puse recto mientras El se bajaba. el movimiento hizo que el butt se moviera de sitio haciéndose presente, recordándome que estaba allí y que no se iba a ir. se me escapó un gemido que mi Amo tuvo que oír porque puso la mano en mi pecho, casi para hacerme saber que estaba allí y que no me había dejado. noté como desataba el casco y me lo quitaba. lo primero que me sorprendió fue que era de noche. ya ni me preocupaba haber perdido la noción del tiempo, y lo que era pero, no podía recordar qué día era, ni de qué mes ¿había terminado ya febrero? ¿estábamos en marzo? no lo sabía. en cuando me hubo quitado el casco bajé la vista en señal de sumisión.
-¡Baja!-dijo mi Amo y yo obedecía inmediatamente levantando la pierna derecha y pasándola por encima de la moto. aquello produjo una nueva oleada de sensaciones que se tradujeron en nuevos gemidos.
cuando estuve de pie me dio la vuelta y me quitó las esposas. acto seguido desabrochó la mordaza que sacó de mi boca mientras yo hacía movimientos para devolverle su movilidad. pude ver el brillo del candado metálico que cerraba la cadena que llevaba al cuello y recordó de quien era. instintivamente agaché la cabeza. pero El se colocó
delante y me la levantó.
-Te he traído aquí para cenar-dijo- y quiero que todos sepan que eres mi esclavo así que pórtate como tal ¿entendido?
-si, AMO-contesté yo
-Debes estar orgulloso y agradecido de serlo, así que quiero que todos
se den cuenta de lo que sientes.
-así será, Amo-dije mientras me hacía la idea de dónde estábamos. era un callejón oscuro, con montones de basura alrededor de contenedores que rebosaban más desperdicios.
-Eso espero-sentenció mi Amo.-Ahora sígueme.
y comenzó a  andar hacia la salida del callejón dejando allí la moto. al primer paso el butt plug se volvió  a hacer presente. "no puedo andar", pensé, "pareceré un pato". aún así hice un esfuerzo y comencé a andar con pasos cortos. se movía en el interior de mi culo y daba la sensación que me estaba cagando encima. a los dos pasos estaba sudando. me concentré en mi Amo para intentar olvidarme de aquella sensación. realmente estaba increíble. todo él estaba cubierto de cuero brillante, radiante. sin duda íbamos a ser a ser la atracción del antro al que nos dirigíamos. me situé a su derecha, un paso por detrás y avcancé como pude.
cuando llegamos al extremo del callejón no me lo podía creer, estábamos en la Avenida Principal.: las tiendas más caras, los pisos más modernos y los restaurantes más elegantes. todos los viandantes iban impecables: abrigos largos, chaquetas y corbatas. todos parecían recién salidos de sus oficinas, salvo nosotros que íbamos de cuero.
El se volvió pero tuvo que intuir mi cara de asombro porque dijo:
-Recuerda lo que te acabo de decir. su tono no dejaba lugar a nignuna duda, ni admitía excusas. así que me repetí sus palabras de nuevo. mi cuerpo se enderezó, levanté la barbilla y me dispuse a obedecer. comenzó a andar hacia la izquierda y yo le seguí a un paso de distancia. la gente volvía para mirarnos pero yo tenía fija mi vista en las botas de mi AMO que iba delante mio. para mi no existía otra cosa.
"dios mio,", pensé, "no creo que vayamos al max". el max era el restaurante más lujoso, caro y exclusivo de la ciudad. era el lugar de reunión del alcalde, los empresarios, algún famosillo, etc. todo el que quería ser alguien iba al max y por supuesto se exigía la más absoluta etiqueta. de pronto vi el letrero. "pasaremos de largo"; pensé, "no podemos venir aquí". el corazón ya me latía con fuerza pero a medida que nos acercábamos a la puerta, se iba disparando. faltaban un par de metros y yo sentía que se me iba a salir por la boca, cuando el portero nos vio y sin alterar su expresión, abrió la puerta, se quitó el sombrero en señal de respeto y dijo.
-buenas noches, Señor.
-Buenas noches, contestó mi AMO.
tuve que hacer un enorme esfuerzo para que no me fallaran las piernas. mi AMO entró con toda tranquilidad. yo esperaba la escena del maitre en cualquier momento. cuando estuve en el interior noté la diferencia de temperatura inmediatamente. aquel era un lugar cálido, acogedor, preparado para sentirse a gusto. parecía que nada malo podía pasar allí. nos acercamos al maitre que estaba a pocos metros de la entrada. al levantar la vista y vernos no cambió ni un solo músculo de la cara. salió de su atril y, con una reverencia, dijo:
-su mesa está preparada, Señor- y acto seguido comenzó a andar hacia el comedor. me di cuenta enseguida de la deferencia, el maitre iba sumiso, encogido, casi jorobado y con pasos cortos y rápidos. mi AMO iba completamente erguido dando pocos pasos pero justos, poniendo todo el pie en el suelo, parecía como si desfilara más que andar aunque lo hacía con una mezcla de gracia y autoridad que me maravilló.
(continuará)

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