el objeto teletrabajaba. eso significa que estuvo en casa toda la mañana trabajando, y la verdad es que le cundió mucho, muchísimo. al mediodía mi Señor le ordenó que fuera a comer con unas antiguas compañeras de trabajo con las que hacía tiempo que no iba. cada vez el objeto disfruta menos de estos encuentros sociales "humanos", cuyo mayor atractivo se ha convertido en el hecho de al día siguiente tiene el objeto un día profundamente sumiso. esperemos que en esta ocasión también se cumpla este principio.
sin embargo lo mejor del día ocurrió por la mañana. fue uno de esos momentos de claridad, de caer en la cuenta, de iluminación. el objeto se despertó enfadado, molesto, sin razón ninguna. hasta el punto de que tuvo que hacer un ejercicio de conciencia y de autoanálisis para preguntarse por qué se sentía así. parte de su malestar venía por el hecho mismo de sentir. llevaba un par de días gestionando bien lo de la ataraxia y ahora venía esto y no lo entendía. entonces comienza una conversación con mi Señor y lo pone bajo sus botas y mi Señor le dice que es Él, que lo que está sintiendo el objeto es porque Él está pasando por algo concreto y que eso se refleja en el objeto. ya antes ha hablado el objeto de eso que llama "la conexión". es algo muy extraño, a pesar de la distancia que nos separa, es muy común que las frases se crucen escribiendo lo mismo o que de pronto uno de sienta raro yes porque al otro le ha pasado algo que le ha provocado ese sentimiento. pero hoy fue algo más. el objeto puso bajo las botas de mi Señor que esa conexión, al igual que la relación, debía ser asimétrica, que debía ser el esclavo quien sintiera lo de mi Señor y no a la inversa. y mi Señor contesto. "Por supuesto, es que eres un reflejo de mi, una extensión de mi". y algo se rompió, o cuajó, en el objeto. mi Señor le ha quitado todo, incluso los propios pensamiento y sentimientos. ¿sería eso posible? mi Señor dijo que si, y el objeto vive la realidad que mi Señor determina para su objeto. no es la primera vez que una simple palabra de mi Señor condena al objeto al infierno más terrible o lo sube al cielo más maravilloso. tanto poder ha adquirido. tanto poder tiene sobre su objeto. para el objeto no hay nada fuera de las botas de mi Señor.
desde fuera, poniendo distancia, esto es consciente de cómo puede sonar esto para los que no se han iniciado en el camino de la Dominación y la sumisión, pero también sabe que hay otros que comprenden perfectamente lo que está escribiendo y describiendo. la relación entre Amo y esclavo, entre Dueño y objeto, es única y excepcional, especial. posiblemente sea la más profunda y estrecha que el objeto conoce, y puede llegar a un punto de dependencia y conexión que resulta hasta incomprensible para la mayoría. que mi Señor le diga a su objeto "Te lo he quitado todo, porque todo me pertenece", puede parecer extrema, incluso enfermiza, pero es una frase que hace feliz a mi Señor y da sentido a la existencia del objeto. todo lo demás sobra.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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