el objeto no puede evitar notarlo, sentirlo, percibirlo, incluso encerrado en la mazmorra mental en la que está. hay un retroceso, una vuelta atrás, un movimiento del péndulo. antes los extremistas, lo que consideran que somos unos enfermos, pero sobre todo unos degenerados, al menos se controlaban. tenían sus opiniones pero se las callaban porque no estaba bien visto mostrarlas en público, ser tan carca y violento. pero eso está cambiando. ahora no sólo no se callan sino que presumen de ello, se vanaglorian en las esquinas y les parece revolucionario. algo va mal cuando lo radicalmente conservador se envuelve como revolucionario. los que más vamos a padecer esta nueva situación somo los que vivimos una sexualidad no normativa, aquellos que no nos adaptamos a lo que ellos creen que debe ser "lo normal", es decir, lo que cumple la norma. mucha gente va a sufrir sencillamente porque tiene una forma de vivir que no se corresponde con lo que esta gente considera que es una "buena" forma de vivir. al final quieren imponer sus principios y sus criterios sobre los demás.
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