lunes, 11 de abril de 2022

FdD a vueltas con el dolor

nunca se ha considerado el objeto un masoquista, alguien que consigue excitación sufriendo dolor. en las primeras conversaciones con el Dueño lo dejo en múltiples ocasiones y el Dueño lo aceptó, porque Él tampoco es especialmente sádico. sin embargo hay un dolor que viene de la propia sumisión, de la propia naturaleza del bdsm. si el Dueño, por ejemplo, ha tenido un mal día y desea desahogarse, el objeto siente placer ofreciendo al Dueño su dolor. también existe el dolor fruto de la necesita de llevar al objeto más allá de donde esto mismo se imaginaba que podía llegar. es el dolor de las articulaciones en bondage severo, o el dolor de algo abriéndose paso por el ano. es el dolor de la humillación absoluta, es el dolor de los azotes y del látigo. ese dolor, aceptado como ofrenda y ofrecido como regalo, es un dolor que purifica, igual que los golpes que recibe la espada en el yunque para darle forma, caliente, ardiente, porque una vez enfriada mantendrá esa forma. ese dolor es el que moldea al esclavo, el que le da forma y lo hace más fuerte de lo que él mismo pudo imaginar.

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