los militares están acostumbrados a obedecer, forma parte de su and. entiende el objeto que también como parte de su entrenamiento tendrán que soportar situaciones duras, incluso para el caso de que sean capturados e interrogados en tiempo de conflicto. no sabe el objeto si este es el caso, pero desde luego la situación parece sacada de una sesión bdsm: las cuerdas, la mordaza, incluso la posición en que ha sido atado e inmovilizado. no es una posición normal, es una que de por sí constituye una tortura. pronto, en minutos apenas, de estar así, los músculos comienzan a doler de la tensión, de la postura antinatural en que están colocados. casi inmediatamente el prisionero busca una forma de liberar o suavizar la tensión, de sentirse más a gusto. por la imagen parece que esa es una tarea imposible. si el objetivo es que hable lo tiene también bastante crudo con esa mordaza. ta vez no sea esa la finalidad, tal vez el soldado no sepa nada y lo único que se pretende aquí es que sufra sin sentido. primero la mente del atado buscará algo que ofrecer a sus captores, tal vez información, pero cuando se de cuenta que éstos no quieren nada de él, se sumirá en una profunda desesperación que aumentará sin duda el dolor de sus articulaciones.
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