sábado, 19 de marzo de 2022

día 4447 de esclavitud, castrado permanentemente

el objeto se despertó hoy, como ayer, en el suelo del baño de la suite donde vive el Dueño. parece una tontería pero estas cosas son las que dan sentido a la existencia del objeto. se despertó encadenado, con las botas puestas y después de haber descansado más de lo que hubiera esperado. el Dueño llevaba tiempo despierto y llevó al objeto a otro baño a ducharse, cosa que hizo en unos segundos casi. luego volvió a la habitación y lo encerró en la improvisada celda del objeto. allí desayunó ligeramente, sin quitarse las cadenas, y luego el Dueño le dio permiso para que leyera o meditara. el objeto hizo las dos cosas. de hecho el Dueño ignoró al objeto prácticamente toda la mañana, lo cual era extremadamente gratificante para el objeto. no había ido allí a ser el centro de atención. como objeto la mayor parte del tiempo la pasa almacenado, esperando a que el Dueño decida usarlo, como sus botas. el hecho es que el objeto entró en un profundo estado de subspace, muy profundo, potenciado por la capucha que había comprado ayer que lo sume en ese estado casi de manera automática.
de hecho estaba así cuando de pronto el objeto oye abrir la puerta y el Dueño tira de las cadenas hacia fuera. el objeto casi se cae porque no esperaba esa reacción y su cuerpo estaba en estado muy laxo, extremadamente relajado. a duras penas el objeto se levantó y fue arrastrado hasta el dormitorio. el Dueño le ordenó cambiarse las botas. tenía puestas las altas verdes de goma y se tuvo que poner las de montar. para ello el Dueño tuvo que quitarle la cadena porque si no era imposible. a continuación le ató los grilletes con una cuerda y lo llevó hasta la entrada del baño. la puerta tiene unas ventanas pequeñas en la parte superior. pasó la cuerda que unía los dos grilletes por la viga que separaba esas pequeñas ventanas del resto de la puerta y tiró. las manos del objeto quedaron sujetas y casi llegando a la madera. a continuación el Dueño amordazó al objeto con un trozo de tela y ató las rodillas y los tobillos del objeto de forma que casi quedaba colgando. lo siguiente que hizo el Dueño fue coger el gancho anal que había comprado en la tienda fetiche y de lo puso al objeto entre las piernas. ató una cuerda al gancho y la pasó por el cuello al objeto, que gimió ante el dolor de la presión. intentando huir de él se puso más de puntillas pero fue inútil. las manos le dolían ya. el objeto no estaba acostumbrado a estar en esa postura. el Dueño jugó con el objeto durante un rato. tiró de la cuerda de forma que el gancho le presionaba aún más, obligándole a intentar huir hacia arriba en un intento inútil de escapar de él. los brazos del objeto ardían de la tensión. toda la escena fue muy rápida y excitante porque el Dueño estaba a punto de explotar. de hecho se sentó en la cama mirando al objeto y se corrió casi inmediatamente con espasmos de placer. la situación le había sobrexcitado y eso alegró al objeto. la jaula le dolía muchísimo pero sabía que no podía esparar ningún tipo de desahogo. y así fue. el objeto soltó al objeto de la puerta, volvió a colocarle la cadena en las manos y volvió a encerrar al objeto en su celda.
allí comió el objeto, en silencio, encadenado, y solo, mientras el Dueño hacía sus cosas. curiosamente esta ignorancia, este pasar del objeto fue una de las cosas más gratificantes de este viaje. el Dueño siempre le ha dicho que lo que más le gusta es pensar y saber que tiene al objeto encerrado y que puede usarlo cuando quiera, pero cuando no, que se desentienda de él sabiendo que está a salvo. pensar que estar encerrado es estar a salvo es una idea que tiene mucho el Dueño y que, por tanto, también la tiene el objeto. de hecho fue así como se sintió durante todo el fin de semana. el objeto aprovechó el rato para escribir, leer, meditar, entrar en subspace aún más profundo...
a media tarde el Dueño sacó al objeto de su celda y lo tumbó en la cama. el objeto no sabía muy bien qué hora era. todo estaba en penumbras porque las cortinas estaban echadas. tampoco importaba nada. en estos viajes el objeto pierde la noción del tiempo y es el Dueño quien lo controla todo.
-¡Acaríciame!. ¡Dame placer! -dijo el Dueño
y el objeto lo hizo. es bastante difícil acariciar a alguien estando encadenado y con grilletes. los movimientos están muy limitados. no puedes separar mucho las manos, justo lo que te permita la extensión de la cadena así que no puedes hacer giros amplios y prácticamente las manos deben ir juntas. aún así el objeto obedeció y se puso manos a la obra. lo único que recuerda de entonces es que, justamente, perdió la conciencia. entró en un estado de subspace tan profundo que todo se vuelve confuso. recuerda la excitación, tanto del Dueño como del objeto. también recuerda haber obedecido las órdenes del Dueño sin pensar. recuerda que el placer no vino por la caricia, sino por la excitación. el Dueño gemía cada vez más y acabamos entrelazados, el objeto adorando a su Dios, el Dueño siendo adorado. el objeto no recuerda cuando tiempo pasó, sólo que terminó como debía terminar, con el Dueño corriéndose de nuevo. el objeto estaba más allá de allí y no sabe cuánto tiempo pasó.
el Dueño, después de limpiarse, levantó al objeto de la cama y lo volvió a encerrar en la celda. allí estuvo el resto de la tarde, en silencio, encadenado. estuvo leyendo un rato, escribiendo otro y meditando. cuando se hizo la hora el objeto cenó y poco después, siguiendo órdenes del Dueño, se acostó en el suelo, como la noche anterior, como ordenaba el Dueño. y allí durmió el objeto, sobre una colchoneta, con las botas verdes de goma altas y una simple manta, como debe dormir todo objeto.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

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