en teoría el miércoles es un día tranquilo porque ha terminado la formación de la semana y el objeto puede dedicarse a un trabajo más personal. sin embargo esta semana han trasladado a este día algunas clases y el objeto ha estado ocupado tanto por la mañana como por la tarde. eso le ha permitido estar en silencio, reduciendo las interacciones con los humanos al mínimo. por la mañana ha vuelto a salir el tema de la compañera que no está haciendo lo que debería de hacer y la sorpresa de los demás miembros del equipo es por qué no se hace nada desde arriba. la razón es obvia, tomar medidas es tan trabajoso que no compensa, al menos desde su punto de vista, del punto de vista de los jefes. desde la perspectiva del objeto es como si esto cometiera una falta y el Dueño decidiera que es demasiado trabajo castigarlo y dejara ese pecado impune. se rompería la regla básica de cualquier relación de Dominación/sumisión. el Dueño perdería autoridad y el objeto ya no confiaría en Él. pues algo así le está pasando al objeto en su trabajo con los humanos.
en otro ámbito de cosas el objeto tiene mejor la rozadura del apéndice así que puso bajo las botas del Dueño volver a ponerse la jaula y así lo ordenó el Dueño, pero con un añadido, que a partir de ahora da igual las heridas o rozaduras, porque ese dolor es preferible al hecho de estar sin ella. cuando el Dueño se lo dijo al objeto, esto cayó en la cuenta de que efectivamente es así. se ha sentido muy incómodo sin la jaula, intranquilo, como si fuera desnudo por la calle y además pasó lo de ayer, el olvido del objeto. la jaula es parte de la anatomía del objeto, pero además es un instrumento de control sobre su mente, de centrarlo, de hacer que no se desvíe. sin la jaula el objeto se siente perdido y sin rumbo, y como decía el Dueño, una rozadura es preferible a la sensación que produce estar sin ella.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
en otro ámbito de cosas el objeto tiene mejor la rozadura del apéndice así que puso bajo las botas del Dueño volver a ponerse la jaula y así lo ordenó el Dueño, pero con un añadido, que a partir de ahora da igual las heridas o rozaduras, porque ese dolor es preferible al hecho de estar sin ella. cuando el Dueño se lo dijo al objeto, esto cayó en la cuenta de que efectivamente es así. se ha sentido muy incómodo sin la jaula, intranquilo, como si fuera desnudo por la calle y además pasó lo de ayer, el olvido del objeto. la jaula es parte de la anatomía del objeto, pero además es un instrumento de control sobre su mente, de centrarlo, de hacer que no se desvíe. sin la jaula el objeto se siente perdido y sin rumbo, y como decía el Dueño, una rozadura es preferible a la sensación que produce estar sin ella.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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