cada día que pasa el vínculo entre el perro y su Dueño parece cada vez más fuerte. el hecho es que coinciden. cuando el perro está teniendo un mal día, le pregunta al Dueño y el suyo también lo está siendo, y viceversa. cuando el perro se siente bien es porque el Dueño también está pasando por una buena etapa.
la sincronización ha llegado al punto de que basta que el perro se fije en sí mismo y en sus sentimientos para saber cómo se siente el Dueño.
la relación que el perro mantiene con el Dueño trasciende lo puramente físico, llegando a un grado de vinculación tan grande que va más allá del espacio que separa a perro y Dueño. cuando el perro se arrodilla ante su Dueño no sólo es fruto de la excitación por su cuero o sus botas, sino también por someter su existencia al Dueño. para el perro, su mayor fetiche es precisamente ese, la sumisión y la obediencia.
sumisión en silencio, castidad y obediencia.
viernes, 27 de noviembre de 2015
día 2143 de esclavitud, 115 de castidad
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