martes, 21 de abril de 2015

día 1923 de esclavitud, 10 de castidad

hay días en los que el perro se levanta especialmente sumiso. no sabe si es porque amanece especialmente caliente o porque cíclicamente esos sentimientos y emociones afloran, pero el hecho es que ocurre. el perro lo pone en comunicación del Dueño, porque esos días mantener la castidad se hace más difícil de lo normal y el perro "sufre" más.
al menos la mañana en el trabajo, y la tarde allí también, ayudaron a llevar el día porque la mente del perro está ocupada en resolver problemas. sin embargo pasó una cosa que le hizo volver a vivir su vida. en dos ocasiones fue el perro al baño durante la mañana y en dos ocasiones dudó de mear en el urinario, ya que por orden del Dueño sigue sin la jaula a espera de que lleguen las nuevas. fue sólo una fracción de segundo, pero el perro inmediatamente se fue al retrete y se sentó para orinar, las dos veces. la cosa está clara para el perro: que no lleve la jaula no significa que deba orinar como los hombres, porque no es uno de ellos. el perro está en una escala inferior y debe, por tanto orinar sentado. y así lo hizo. es un gesto pequeño, tal vez para muchos intrascendente, pero que tiene mucho sentido para el perro.
el resto del día pasó metido en reuniones y en temas del trabajo de la no-vida. el perro llegó sobre las siete a casa, cansado y con ganas de desconectar. se duchó y se puso a trabajar un poco, pero tampoco podía hacer mucho. casi once horas de trabajo eran suficientes.
es en días así cuando el perro echa más de menos su vida, que el Dueño lo decida todo y que el perro sólo obedezca, sin libertad. el perro no sabe de donde viene este deseo tan profundo de servir, de someterse, pero poco a poco ha llegado a comprender que forma parte de él mismo, de su interioridad más profunda, de su naturaleza diría. ya no se concibe sin él. no sería feliz sin él. no se realizaría sin él. en días como hoy salta a la vista, para el perro, que no está hecho para mandar o para estar por encima, a menos que eso mismo sea un servicio, o una orden. la felicidad del perro está en la obediencia, en la esclavitud voluntaria. no espera que nadie lo entienda. para el perro las cosas son así y basta. lo importante es que para el Dueño también lo son. El conoce a su perro y no sólo lo acepta como es, sino que lo entrena para que cada día lo sea más.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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