el chalet estaba en medio de una finca en las afueras de la ciudad, rodeada por un muro muy alto que lo aislaba del exterior. una escalera lateral lo llevaba al sótano, así que no tenía ni que entrar en la casa para acceder a la mazmorra. con mordaza o sin ella, una vez cerrada la puerta, nada ni nadie podría oír sus gritos mientras lo torturaban.
No hay comentarios:
Publicar un comentario