sábado, 22 de noviembre de 2014

FdD fronteras


a veces hay ropas y conjuntos vanilla que son tan o más morbosos que mucha ropa fetiche. no hay que volverse loco buscando lo más excéntrico. a veces lo sencillo pero bien llevado es suficiente. en el caso del perro, son sus botas, las que lleva permanentemente. no son algo común donde vive, es más resultan algo extraño, pero precisamente por eso son una señal de identidad, un signo de identificación. el perro las lleva con orgullo y obediencia. en más de una ocasión se han producido comentarios al respecto, gente que se fija en las botas y me dice algo. esas botas son una frontera entre el mundo bdsm y el mundo vanilla, entre la vida y la no-vida. los que hacen comentarios los hacen porque se han fijado en ellas y quieren traspasar esa frontera, quieren ir más allá y, en cierta medida, admiran a quien la ha cruzado. ellos no sabe, por supuesto, que me arrodillo ante mi Dueño y que obedezco sus órdenes, así como tampoco saben que llevo una jaula en los genitales, no tienen por qué saberlo, pero sí que se han fijado en las botas, y eso, quieran admitirlo o no, les pone.

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