"Tengo unas ganas enormes de torturarte, perro", así comenzó el día, recibiendo este mensaje del Dueño. fue suficiente para sentir el dolor de una erección contenida por la jaula. placer y dolor, ambas cosas se combinan y hacen que el perro ame y odie su vida a la vez ¡le gustaría poder correrse? a veces ¿sabe que sería un retroceso contraproducente? sin duda ¿el Dueño lo permitiría? nunca. esa es la parte de "odiar", la parte de amar es saberse propiedad del Dueño, un objeto a su disposición, saber que las tendencias naturales a la sumisión se están desarrollando y que ya no es un perro callejero.
por supuesto "amor" y "odio" no están al mismo nivel. si no hubiera algo negativo, no habría nada que superar y este proceso no tendría mérito. cuanto mayores son las dificultades, más se disfrutan los beneficios. todo camino que merece la pena tiene sus etapas que cubrir y sus momento difíciles. el perro tiene una ventaja: el Dueño no dejará que el perro se salga de la senda trazada.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Dueño.
martes, 25 de noviembre de 2014
día 1777 de esclavitud, 224 de castidad
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