a menudo los fetiches se pueden superponer, como capas de una cebolla o de un pastel, haciendo casa vez la sumisión más profunda. a veces la objetificación se une a la animalización y esta al bondage y a la privación sensorial de forma que el esclavo se encuentra perdido en un laberinto de sensaciones. esta desorientación no es para él, sino para el ego que no sabe como reaccionar. entonces el esclavo puede centrarse en lo verdaderamente importante, en descubrir y vivir que ha nacido para obedecer y para someterse. esta experiencia hace que, cuando no se encuentre en esa situación porque no puede vivir permanentemente en privación sensorial o atado, siga con la mentalidad de la tarea que debe realizar: obedecer a su Amo en todo, vivir para Él, someterse a su voluntad, dejarse guiar por su palabra, en definitiva, servirle.
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