el perro echa de menos, mucho, llevar las botas del Dueño, pero hace demasiado calor y el Dueño sólo quería que las llevara hasta finales de junio, cuando se suponía que tendría que dejar este lugar de trabajo. las circunstancias han hecho que no fuera así y el perro ha tenido que seguir, así que el Dueño ha ordenado al perro que vaya con zapas. es mucho más cómodo, pero mucho menos "real". con ellas el perro se siente como si no fuera él mismo, como si no mostrara, aunque sólo fuera a aquellos que pudieran entenderlo, que es un perro esclavo y que obedece a su Dueño.
de todas formas, siendo esto cierto, tampoco hay que ser más papistas que el papa y eso es una cosa que el perro aprecia y valora en su Dueño, que gustándole y apreciando los elementos externos, no vive esclavizados por ellos, sino que los usa y sabe prescindir de los mismos cuando no son prácticos. las botas ahora no son prácticas, pues no se llevan. otra cosa es la jaula, que sigue allí impertérrita. el perro debe aceptar que ya no vivirá sin ella... nunca más.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.
viernes, 11 de julio de 2014
día 1639 de esclavitud, 87 de castidad
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