un esclavo venera, adora a su Amo porque El le ha dado todo lo que necesita para ser feliz. adora sus botas, su cuero, su polla, sus guantes, sus órdenes, su látigo, sus cadenas, su mazmorra... cualquier cosa que el perro sabe están ahí para convertirlo en lo que es, un esclavo aún más sumiso y obediente. un esclavo no es digno a veces ni de mirar el rostro de su Amo, de mirarlo de tú a tú. por eso su postura natural es con los ojos bajos, hacia las botas del Amo, sin atreverse a mirarlo, como quien no se atreve a mirar a un ser superior, porque de hecho lo es. es irónico que, estando de rodillas, la polla del Amo suela quedar a la altura de la boca del esclavo. la naturaleza de nuevo pone las cosas en su sitio. el esclavo vive y existe para dar placer a su Señor.
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