viernes, 6 de diciembre de 2013

día 1421 de esclavitud

82 días de castidad, 26 desde el último ordeño
el perro se despertó durante la noche debido al dolor que le producía una erección. la jaula impedía que se produjera y ese dolor hizo que se despertara. podría parecer algo negativo, pero no lo es, de hecho el perro se sintió bastante orgulloso de que así fuera. se relajó y esperó que pasara para volver a dormirse.
hoy también un amigo, uno de los pocos que sabe que llevo este blog y que soy un perro esclavo, me envió un mensaje para quedar este fin de semana. la respuesta, como las últimas veces fue: "sabes que no depende de mi, ya no. si quieres que nos veamos tienes que pedírselo al Dueño". cree el perro que esta frase condensa toda su dinámica de relaciones últimamente. con el resto de la no-vida, con aquellos que no saben que soy un esclavo, el perro mismo suplica permiso al Dueño, pero en caso de saberlo, ni es el mismo perro el que lo pide. cada vez más cosas dejan de estar en la mano del perro. y es fantástico que así sea. el amigo envió mensaje al Dueño y éste concedió permiso.
el resto del día lo pasó el perro en casa trabajando, salvo por la tarde. el Dueño ordenó al perro que estuviera todo el tiempo posible con la mordaza interna, la que espera pueda llevar en público en madrid. el Dueño quiere salir a pasear sin que pueda hablar, al menos sin que no lo haga sin caer en ridículo o en evidencia. con ella efectivamente el perro no puede sino gemir y gruñir. además tuvo el perro que pasar toda la tarde con el collar puesto, el ancho de cuero. la experiencia de la mordaza fue intensa porque produjo mucha salivación y eso dificultaba mucho tenerla dentro. al final el perro aguantó tres horas y suplicó al Dueño quitársela porque ya tenía arcadas. la experiencia sirvió porque, más o menos, ese es el tiempo que el perro tendrá puesta la mordaza. dentro de casa el Dueño usará las otra: cinta, la de bola o la que tiene forma de pene.
la verdad es que el perro se sintió hoy un auténtico esclavo: con la jaula, el collar y la mordaza daba auténticamente el tipo de un perro esclavo sumiso y humillado.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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