el Amo lo llevó por la correa hasta la jaula. apenas podía estar de pie en ella, cuando cerró la puerta y giró la llave. sólo llevaba el cinturón de castidad y la capucha de cuero bajo la que estaba amordazado. vio como el Amo se alejaba para abrir el bar. le esperaba una noche rodeado de tíos en cueros y botas, de Amos y esclavo, de sexo y acción. todo en silencio y en prisión.
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