muchas veces el bdsm implica dolor, sufrimiento; y en ocasiones mucho dolor y mucho sufrimiento. pero al igual que en otras experiencias de la vida, cuando llega la aceptación el dolor se convierte en placer. algo así ocurre con el fist, por ejemplo, o cuando introduces algo por el ano. al principio es muy doloroso debido a la dilatación, pero llega un momento en que si no luchas, en que si aceptas lo que está pasando, entonces el dolor no desaparece, pero se hace llevadero e incluso parece que disminuye. eso le ha pasado al perro cada vez que ha tenido que meterse el estimulador. al principio duele, sobre todo por las bolas que tiene en los extremos y en el centro, pero luego acepta que tiene que estar ahí y el dolor se mitiga. de igual forma la presión que hace sobre la próstata no sabría definirla si como placer o como dolor, o como las dos cosas a la vez. se acerca más al dolor, pero un dolor llevadero. sin embargo lo más doloroso y a la vez lo más enriquecedor es la humillación que el perro siente después de haberse ordeñado. entonces se da cuenta de que no es nada delante de su Amo y que depende de El.
1 comentario:
La vida del perro es obedecer y aguantar. No es una vida fácil. El cansancio y el dolor es una consecuencia inevitable de su posición. Lo debe aceptar. Ese cansancio y ese dolor, además, no harán más que aumentar porque, según pasa el tiempo, el Amo es más fuerte y logra hacer más presión sobre él. Pero un Amo debe saber llevar a su perro hacia la aceptación y el aguante, con un ritmo suficiente de superación de límites y fases de descanso, con el objeto de mejorarle. Si el Amo sabe conducir a su perro, éste comprende que el dolor que siente sólo es el reflejo de la fuerza del Amo y se llena de admiración por él. A más dolor y más cansancio más admiración le produce. Pero no puede ser un dolor gratuito e irracional. Es el dolor de la forma y en la cantidad necesaria para que el perro se supere en la aceptación del Amo. La vida del perro es dura. Después de una sesión dura, siempre reservo para él una caricia final. Y ahí mi perro se derrite de agradecimiento. Y ver a mi perro así me une a él aún más y más.
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