el perro hoy ha podido formalizar un pensamiento y una experiencia que le ha venido rondando mucho tiempo en referencia a la castidad. por raro que pueda parecer, ha caído en la cuenta que el peor día a la hora de soportar la castidad, son los inmediatamente siguientes a haberse ordeñado. la razón parece ser el espíritu compulsivo del perro, que no tiene suficiente con una vez. en muchas ocasiones el perro ha comentado en este blog como antes de que el Dueño le impusiera este control y régimen de la sexualidad, solía masturbarse compulsivamente dos, tres o más veces al día. mientras los días pasan, el perro parece aceptar y comprender su estado de castidad, pero en cuanto se ordeña por orden del Amo, es como si quisiera repetir, como si quisiera más. en este sentido ordeñarse se convierte en un tormento. de hecho, en alguna ocasión el perro recuerda que cuando hubo ordeños frecuentes, la castidad se volvió un tormento aún más difícil de llevar. por tanto lo difícil para este perro no es estar mucho tiempo sin ordeñarse, sino ordeñarse y retomar la castidad. de hecho cree que cuanto más días de castidad pasen, más fácil se hace sobrellevarla. es curioso decirlo, pero desde esta perspectiva, ordeñarse, puede constituir un auténtico castigo.
además hoy el perro ha tenido que ir a hacer la compra, una actividad bastante prosaica de la no-vida, pero necesaria a riesgo de morirse de hambre. lo constata aquí porque durante la compra hubo un intento de flirteo por parte de otro tío que estaba comprando. de altura media, complexión bastante fuerte, barba, mantuvo la mirada al perro más de lo estrictamente necesario y así el perro supo que estaba flirteando. sin embargo el primer pensamiento que se le ocurrió por la cabeza fue: "estaría estupendo de cuero, atado y amordazado a los pies del Amo". no hubo ni un atisbo de intento de ligar con él o pensamiento de usarlo personalmente. el Amo fue lo que vino a la cabeza de este perro, y eso resulta muy significativo
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.
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