sábado, 16 de junio de 2012

minirelato CXXIV

cuando la puerta se cerró y la llave giró, la oscuridad fue absoluta. con sus manos encadenadas volvió a tocarse la mordaza. imposible quitárse sin tener la llave del candado. tanteó de nuevo la celda de apenas dos por dos. se sentó en el suelo sollozando. no veía nada. estaba solo. había desobedecido a su Amo y el castigo había sido terrible. iba a estar encerrado allí una semana.

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