jueves, 20 de octubre de 2011

secuestro IX

despertó en su celda, y le costó algo volver a tener conciencia de su cuerpo. lo primero que sintíó fue que estaba dolorido. tenía de nuevo el traje de latex puesto y la capucha en su lugar, con la mordaa en la boca. intentó moverse pero tenía las manos atadas a la espalda y los tobillos ente sí. prestó más atención y sintió que eran una muñequeras de cuero, unidas por un candado.
estaba tirado en el suelo. se movió buscando una postura mejor ys e encontró con que como mejor estaba era boca abajo.
le dolía todo, y con cada movimiento gemía. se centró en la respiración para tranquilizarse. la cabeza entonces empezó a dar vueltas: ¿cuánto llevaba allí? ¿era de día o de noche? todo podría haver comenzado ayer o podría llevar una semana allí, encerrado. se extrañó de no tener hambre o sed. miró a su alrededor y sólo vio la misma celda del primer día.
se dio cuenta que tenía aquel dispositivo puesto en el pene y no pudo evitar un escalofrío al recordar las descargas. de pronto le entraron unas ganas enormes de orinar, así, de improviso. comenzó como poca cosa, pero enseguida se volvió una necesidad. miró hacia el retrete, pero aunque pudiera llegar hasta allí no podría abrirse la cremallera para hacerlo.
no tenía noción del timepo, sólo que su vegija se hacía cada vez más y más presente. pronto gimió de dolor. se puso de lado y miró hacia sus genitales. aquel traje era diferente al primero. era igual de brillante, pero más gordo, y no tenía la cremallera que había usado con el primero, muy ajustado, pudo ver la forma de su polla encerrada en aquella jaula. aquello le desesperó aún más, inclsuo con las manos libres habría tenido que quitarse el traje completo para ir al baño. ¿es que no habían pensado en eso los que lo hicieron? entonces cayó en la cuenta que sí que lo habían pensado y lo habían hecho así intencionadamente. si no quería explotar tenía que hacérselo encima.
moviéndose y tanteando se planteó como se sacaría el traje y sólo pudo sentir una cremallera a su espalda. supuso que podría salir por ahí. si no era así la única salida eran los ojos.
ya no pudo más y tuvo que orinarse. notó cómo el cálido líquido iba saliendo mientras se relajaba y emitía un gemido de alivio. el calor de la orina le indicaba por dónde iba. enseguida notó los pies mojados y cómo se quedaban así. se preguntó si podía llegar más bajo.
(continuará)

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