miércoles, 10 de agosto de 2011

572 días de esclavitud

estuve haciendo cosas por las palmas a primera hora de la mañana y luego fui a las terrazas, un centro comercial de aquí. es un centro outler, donde todo es mucho más barato porque es donde acaban los números sueltos de los zapatos, las camisas de la última temporada a mitad de precio, etc. además tiene muchos locales de ocio y un multicines. fuí a comprar un ratón de ordenador y de paso entré en una zapatería que hay allí. por supuesto mis ojos buscaron inmediatamente unas botas, y las encontraron. era el último par de mi número. me las probé y quedaban un poco amplias por delante pero bastante bien en el empeine. entonces mandé un mensaje a mi Dueño pidiendo permiso para comprarlas. estaban rebajadas a 25 euros, un auténtico chollo. la respuesta vino pronto, "cómpralas, son el calzado ideal para un perro". y obedecí. mi Dueño tiene en su poder las botas sendra "buenas", aquellas que llevo en su presencia. estas botas son para uso diario, para llevarlas siempre, de esa forma siempre recordaré lo que soy y a quien pertenezco. el acto de suplicarle permiso a mi Dueño puede parecer humillante para algunos, y tal vez lo fue en sus orígenes pero hoy constituyó un acto completamente normal, algo integrado en mi vida diaria. no resulta ni especial, ni sexualmente excitante. esa sí porque tiene que ser así y no puede ser de otra forma.

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