martes, 7 de junio de 2011

508 días de esclavitud

a veces las cosas no salen como uno las desea, y los días como uno los programa. hoy fue uno de esos días. pensaba que sería tranquilo, pero tuve que mediar en un conflicto, dar un montón de órdenes e indicaciones, atender varias quejas y estar corriendo todo el día de un lado al otro. la sensación que me quedó fue que no paré en todo el día, pero que no hice nada que mereciera la pena, sólo apagar fuegos. por supuesto esto no tiene nada que ver con mi ser de esclavo, donde la quietud, o la tranquilidad que da la obediencia, es lo prioritario. lo agobiante no es trabajar, es decidir. este esclavo es alguien metódico, constante, de rutinas, que no aburrido; y en días como hoy la rutina no existe. a cualquier otro esto le puede parecer excitante, pero a este perro no. por eso a esto le llamo no-vida, una existencia obligada por las circunstancias, pero no deseada, no vivida realmente, en plenitud, disfrutándola. no espero que nadie entienda cómo se puede estar mejor momificado en un saco de cuero, amordazado y con una capucha que siendo el centro de atención de un grupo humano al que todo el mundo recurre, pero es así. socialmente es más deseable lo segundo, sin embargo no lo es en mi caso. mi Dueño pareció darse cuenta de eso y por la noche me ordenó ordeñarme. curiosamente no tenía muchas ganas, pero es una orden y así lo hice, sin mostrar muestras externas de placer, y tuvo el efecto deseado, supongo, porque me relajó. no puedo dejar de admirar Su sabiduría y Su don de oportunidad.

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