el silencio es un enorme valor en un esclavo, una obligación, una exigencia. si no es capaz de mantenerlo la mordaza es la mejor solución. mi Dueño me ha dicho que considere que tengo una puesta de forma permanente. en su presencia no puedo hablar a menos que me de permiso, a menos que me ordene. en el silencio se concreta la sumisión, en el silencio se desarrolla la obediencia; y en el silencio aumenta la veneración que siente el esclavo por su Dueño. sus ojos manifiestan esta veneración, esta dependencia, esta necesidad de pertenecer a otro. el proceso de sometimiento lleva, poco a poco, a convertir a tu Dueño en el centro alrededor del cual gira todo. los demás y lo demás, se vuelven accesorios, contingentes, pueden estar o no, pero tu Dueño se vuelve necesario, imprescindible. ante esa autoridad las palabras pierden importancia.
1 comentario:
Me agrada lo que pones.
No soporto que mi perro hable cuando no lo espero. Es su obligación saber cuándo lo espero y cuándo no lo espero. Fallar en esto puede ser motivo de que le aparte de mi lado de inmediato y quizá definitivamente. Debe estar muy atento con esto.
Por el contrario, me satisfacen los ruidos derivados de su esfuerzo. Su esfuerzo es un ruido realmente agradable para mí. Escuchar su respiración de agotamiento me provoca una durísima erección.
Ha nacido para mí, para mi placer, para que mi voz sea lo más preciado para sus oídos.
Por eso no habla. Porque está siempre a la espera de mi voz.
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