jueves, 16 de junio de 2011

comentario 2

ayer publiqué un comentario dejado a una de las cartas desde la mazmorra que escribió este esclavo. por el estilo deduzco que es del mismo autor, pero no lo puedo garantizar. el hecho es que alguien dejó en otra entrada un comentario igual de interesante, y merece ser publicado como un post independiente. recuerdo a todos los lectores que si desean pueden usar este blog para expresar sus opiniones, publicar sus relatos y dar a conocer aquello que deseen. el único límite es el que establezca mi Dueño que tiene que dar el visto bueno a todos los post.


"Efectivamente, considero un perro y un esclavo algo muy distinto.

La propia naturaleza del perro es la obediencia y la lealtad. No le cuesta ningún esfuerzo. En ambas cosas encuentra la paz y el sentido de su existencia. En cuanto te mueves, levanta la cabeza y te mira por si tiene que seguirte adonde vayas o hacer algo que le pidas. El único lugar posible para él es a los pies, o entre las piernas de su amo.

Mi perro suele estar de forma que siente el peso de mi pie. En cuanto no nota el peso de mi pie sobre él me mira inquieto, por si voy a levantarme seguirme adonde vaya o o por si quiero algo de él. Por la mañana, va con su boca a mi entrepierna y me lame con cuidado. Yo voy cambiando de postura para que me lama por todo sitios, hasta el último rincón, y desperezarme placenteramente.

A menudo, le pongo el bol en el suelo y él se acerca y espera. Le penetro lo más profundamente que puedo y entonces le permito comer. Para él es una experiencia muy intensa tener que alimentarse así. Le embisto rítmicamente mientras él come en el bol.

Me gusta poner a mi perro en situaciones que le cuestan para obtener de él mayor aceptación de su situación.
A un perro no es necesario castigarle. Para un perro no estar con su amo es el mayor castigo posible.

A un esclavo es necesario doblegarle con intensos castigos que le muestren cuál es el lugar que ocupa, y que ha perdido toda su libertad y el amo ha pasado a poseerla por entero.

Al esclavo hay que añadirle dificultades nuevas cada día. Cuando supera la prueba, le descansa haberlo conseguido. Sólo hay que permitirle un instante y enseguida exponerle a nuevas dificultades. Cuando el amo finaliza su único premio es haber alcanzado un mayor nivel de sumisión. No debe premiársele porque debe sentir que sólo está avanzando hacia el cumplimiento de la necesidad del amo. A un esclavo hay que someterlo aleatoriamente a castigos para que no vea relación entre su comportamiento y el castigo recibido. Ha de comprender que todo él ha entrado en situación de dependencia y de obediencia.

Ser esclavo no es fácil. Sólo los ejemplares realmente fuertes física y mentalmente resisten el nivel de exigencia. Un buen esclavo es muy muy difícil de encontrar."

2 comentarios:

Germán dijo...

Si perro, qué gusto leer estas cosas.

Sencillo, rotundo y real.

+G+ dijo...

Sí, los dos comentarios son míos.

Me agrada que los hayas destacado.