jueves, 31 de diciembre de 2009

en la moto de mi AMO XXXVI

ya no puedo llorar más, las lágrimas se han secado en mi casa mientras la saliva cae por mis mandíbulas, desbordando una mordaza que ha convertido mis gritos en murmullos. todo mi cuerpo es una enorme roncha palpitante y ya no me identifico con el, es como un extraño en el que habito por casualidad. por supuesto he perdido la noción del tiempo y a veces he olvidado hasta donde estoy.
entonces vuelve a aparecer El con la silla y se siente adelante de mi. su cara sigue impenetrable. le miro unos segundos y luego bajo la mirada, avergonzado por lo que acaba de pasar. me siento como si no hubiera pasado la prueba, como si hubiera fracasado, me sentiría frustrado, pero el dolor no me deja.
con un rápido movimiento, mi AMO quiera una de las pinzas de mi costa. al volver la circulación de la sangre, las terminaciones nerviosas vuelven a palpitar y el dolor se hace más presente. vuelvo a gritar mientras mi cuerpo se tensa y muevo mis brazos intentando soltarme. todo inútil. siento que ya no puedo más, pero ni me desmayo ni nada por el estilo, sino que sigo allí, sufriendo. El sigue con al siguiente pinza, y con la otra, y la otra, y la otra. vuelvo a llorar. va alternando entre sacar muchas pinzas rápidamente o irlas sacando con una tranquilidad rayando lo enfermizo. no puedo razonar con El, no puedo pedirle ni explicarle nada. aquí no hay palabra segura, no hay forma de detener lo que está pasando, no hay forma de evitarlo.
cuando termina y quita la última pinza, el dolor no se va, parece que las tengo aún puesta y que no conseguiré volver a no sentir. el cuerpo sigue palpitándome y yo me concentro en seguir respirando mientras mis pulmones intentan conseguir la mayor cantidad de aire posible.
entonces sí que ya no puedo más, me siento agotado y miro a mi Amo pero lo veo confuso, difuminado. quiero decir algo pero ni siquiera lo intento. sólo miro y de pronto, la oscuridad, y me desmayo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

HOLA: UNA FORMA EXTRAORDINARIA DE NARRAR LA EXPERIENCIA DE LAS PINZAS. PARECE INCREIBLE QUE,AL GRATO DOLOR INICIAL, SIGUE UN AMORTIGUAMIENTO DE LA SENSIBILIDAD, HASTA EL GRADO DE NO SENTIR NADA.
LUEGO, AL MOMENTO DE RETIRAR LAS PINZAS, SE REAVIVA EL DOLOR Y CON EL, LA SENSACION MARAVILLOSA QUE LE ACOMPAÑA.
LO HAS DESCRITO MUY BIEN. GRACIAS.
¿CONOCEN EL EJERCICIO DEL "ZIPPER"?