la bota era de brillante cuero negro. él la recorrió con la lengua, arrodillado. la lamió desde la punta hasta el borde, quedándose con el sabor de la piel en su boca. a la vez aspiraba el olor penetrante. cuando levantó la mirada el dueño, y todos los clientes de la zapatería, estaban alrededor suyo con cara de sorpresa.
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