otro día viajando por trabajo. en esta ocasión salía el avión a las 12 de la mañana y el objeto llegó a su casa a las 9 de la noche. esto se sintió raro cruzando el control de seguridad sin tener que quitarse las botas, como viene haciendo desde septiembre del año pasado. es una sensación de indefensión muy potente, muy fuerte, muy intensa. no puede el objeto dejar de pensar en mi Señor, y en como lo ha tenido que centrar de esta manera. este objeto no es tan tonto como para pensar que no va a pecar más, que no va a faltar a mi Señor de alguna manera. de hecho su propia existencia es un pecado, porque no está en Su presencia, sirviéndole constantemente. es cierto que Él dice que es porque Él lo ha ordenado así, y efectivamente así es: toda la existencia del objeto está organizada por mi Señor... toda. como esto se levantó un poco triste, mi Señor le envió la foto del lugar que ya tiene reservado para el objeto. la habitación donde lo encerrará. hasta ese punto tiene claro mi Señor cuál será el destino de este objeto. si las circunstancias se dieran mañana mismo estaría encerrado, de por vida. pero no puede ser así por ahora. sin embargo ese es el destino ineludible del objeto. no puede escapar de él, no puede huir de lo que es y de lo que dicte mi Señor. hoy, viajando y trabajando, se dio cuenta de que eso es así, y de hasta qué punto mi Señor, tiene la existencia de este objeto bajo sus botas.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
No hay comentarios:
Publicar un comentario