vivimos en una sociedad de la imagen, de la apariencia. aparecer en algún sitio con traje de chaqueta y corbata te convierte inmediatamente en un ejecutivo, en alguien con un buen sueldo, en alguien de la clase alta. sin embargo estar desnudo te priva de toda dignidad, de hecho si lo haces en un lugar público puedes ser detenido por ello. si además estás de rodillas, atado y amordazado y con una jaula de castidad es como si cayeras rodando por la escalera social hacia lo más profundo. a eso se llama jerarquía, que uno está por encima, muy por encima, y otro está abajo, muy por abajo. la jerarquía es la base y el fundamento de todo el bdsm, incluso del esporádico, de aquel que solo se usa en el sexo y que tiene la caducidad de una sesión. la asimetría, el desequilibrio, lo que en la comunidad se llama el intercambio de poder, es lo realmente excitante y lo que todo amante del bdsm busca desesperadamente. puede ser por medio del dolor, de la humillación, de la sumisión... hay muchos caminos y formas de intercambiar ese poder, de cederlo y de recibirlo, de usarlo, de manipularlo, de transformarlo. la apariencia solo es el primer paso, y ayuda pero no es lo definitivo. es lo que ocurre a partir de ella que la cosa se vuelve interesante.
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