después de dormir en el suelo, sobre la delgada colchoneta, con las manos en los grilletes. el objeto fue despertado por mi Señor que le ordenó que se fuera a duchar. cuando regresó se puso las botas rojas y se sentó en su celda, después de desayunar. en un momento dado mi Señor entró en la celda y dijo "Hoy no te voy a usar, objeto. Estoy agotado y tengo muchas cosas que hacer. He pensado que podrías ir a darte una vuelta". aunque el objeto estaba muy bien en su celda pensaba que mi Señor necesitaba su tiempo, además tenía que hacer cosas y esto supuso que las haría mejor si no tenía que controlar a su objeto así que por escrito le puso si podría visitar el museo antropológico y el arqueológico, que no los había visitado. "Me parece fantástico", dijo mi Señor, "Y además podrás disfrutar del frío de Madrid. Además irás con las botas rojas, como una puta". aquello sorprendió al objeto pero no había nada que decir, y así el objeto salió caminando por madrid en vaqueros, camiseta, chaqueta y unas llamativas botas rojas. cogió la castellana abajo y pasó por delante de varios ministerios que hay allí. un guardia civil muy joven que estaba de guardia no pudo apartar la mirada de las botas del objeto. evidentemente era un fetichista que se sentía atraído por ellas. podría haber sido una casualidad pero a la vuelta volvió a pasar, en el mismo sitio y con el mismo guardia civil. la verdad es que el objeto se sentía lleno de confianza y de sumisión. parece una contradicción pero así era. dando un largo paseo llegó al museo de antropología cerca de la plaza de atocha. después de tomarse un café con leche caliente para hacer tiempo fue casi de los primeros en entrar. la colección permanente no era gran cosa, aunque estaba bien. sin embargo había una exposición temporal de unos yacimientos de turquía que era espectacular. el objeto ya los conocía por su trabajo pero debe reconocer que la exposición estaba a otro nivel.
estuvo un buen rato allí y luego cogió la calle alfonso XII para arriba hasta el museo arqueológico. este es muchísimo más grande y muy espectacular porque tiene piezas muy famosas, como la dama de elche. recorrer en silencio el museo, rodeado de una cantidad enorme de humanos, con las botas rojas fue un ejercicio de sumisión y obediencia muy impactante. cada tanto tiempo mi Señor enviaba un mensaje diciendo "Estás en tal sitio", "Ahora vas...", "Ya estás en el museo...". las miradas a las botas eran casi constantes y el objeto no pudo evitar pensar que hace quince años, cuando mi Señor lo tomó en propiedad, apenas podía llevar unas botas sin pasar vergüenza. que fueran rojas era impensable. inconcebible. si alguien se lo hubiera dicho le habría contestado que ni pensarlo.
al final de la mañana el objeto regresó a casa. nada más entrar mi Señor ordenó que se quitara los pantalones para estar más cómodo y volvió a encerrarlo en la celda con los grilletes. el objeto había estado informando a mi Señor, así que no había nada que preguntar. era el tercer día sirviendo a mi Señor y la única palabra que el objeto había pronunciado era aquella que le costó un castigo. silencio absoluto todo el tiempo. no es necesario hablar cuando mi Señor está delante. Él decide todo y el objeto no tiene por qué decir nada.
el objeto pasó la tarde leyendo y trabajando en su celda. mi Señor hacía sus cosas y tras la puerta oía como veía la tele, escuchaba música o leía. se encargaba de sus llamadas y el objeto seguía encerrado. en un momento dado abrió la puerta y dijo "Esta sería tu vida, nuestra vida. Como dices en el blog la esclavitud no es vivir una película porno sino que yo ordene y tú obedezcas, que seas mio y hagas lo que te diga. ¿No te gustaría una vida así?". el objeto no pudo sino afirmar con su cabeza. y así pasó la tarde y, cuando se hizo la hora, el objeto cenó en su celda y se acostó con los grilletes puestos.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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