era su primer día de trabajo. no había código de etiqueta en la oficina, así que fue como siempre vestía él: vaqueros y sus relucientes botas sendra, camiseta y chupa de cuero. le llamó la atención el ruido de las botas sobre el suelo. sus nuevos compañeros lo miraron de arriba abajo. uno en concreto se quedó mirando las botas con cara de deseo, la boca ligeramente abierta y la lengua rozando sus labios. supo que en menos de una semana lo tendría de rodillas delante suya lamiéndolas. no pudo evitar una sonrisa.
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