hace tiempo que el Dueño enseñó al objeto la diferencia entre dolor y sufrimiento. el dolor puede ser un indicativo de que algo va mal en el cuerpo, pero también puede ser fuente de satisfacción y de placer. en el caso del objeto el dolor reduce la culpa y la angustia por haber desobedecido y restaura la confianza perdida. además el dolor con sentido puede ayudar a crecer a un inferior, haciéndolo más resistente y más fuerte. sin embargo el sufrimiento puede no provocar dolor, al menos físico, pero es algo que destroza y destruye sin sentido. en un contexto bdsm el dolor puede venir de muchas formas o maneras. puede ser por impacto, por unas pinzas o, como en este caso, por una postura que tensa y lleva al extremo al inferior. el cuerpo es conducido hasta los límites y, por ende, una vez este haya llegado allí, la mente irá detrás. la cara del sumiso ya dice que está cerca, si no allí mismo. sus fuerzas flaquean, sus músculos gritan de dolor ante la tensión. todo su cuerpo es dolor y entonces la mente se desconecta. hará cualquier cosa para que ese dolor desaparezca. se someterá y obedecerá lo que sea. lo curioso del bdsm es que fue él mismo quien suplica al Dominante que lo pusiera en esa posición y que lo rompiera de esa manera. desde luego el bdsm es a veces un misterio.
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