sábado, 14 de enero de 2023

día 4748 de esclavitud, castrado permanentemente

el día comenzó temprano, con una ducha. ducharse con la correa y los grilletes resulta extraño, pero cuando está aquí, es lo que es el objeto. cuando el objeto llega a su celda el Dueño le ordena ponerse las botas rojas. El Dueño le ata con una cuerda y pone las manos a la espalda, uniéndolas con una cadena. También le puso una mordaza de bola. la bola es roja y últimamente es la preferida del Dueño, tal vez porque hacen juego con las botas. así lo tuvo el Dueño más de una hora. a eso añadió un antifaz que sumió al objeto en la oscuridad. de la falta de costumbre al objeto comenzaron a dolerle pronto los brazos.
cuando pasa el tiempo el Dueño saca al objeto de su celda y le encadena por delante. lo tumba en la cama y vuelve a ordenar al objeto que le de placer. esto lleva aún sus botas roja. todo se volvió entonces muy físico, muy sexual. el objeto acariciaba al Dueño y este se excitó muchísimo. le comía la polla mientras rozaba sus botas, las del Dueño. entre las cosas que le dijo fue que tenía que castigarlo por la iniciativa del control de la respiración de ayer. el Dueño volvió a correrse pero antes tuvo que salir de la habitación. el objeto se quedó inerte y empezó a entrar en un subspace muy profundo tanto que perdió el control de su cuerpo. fue como en otras ocasiones. la mente del objeto estaba activa, muy activa, consciente. oía todo, veía todo, pero era incapaz de mover un solo dedo.
cuando el Dueño regresa lo encuentra en la misma posición en la que lo dejó. como en otras ocasiones tuvo que saca al objeto de ese estado con sus palabras. poco a poco el objeto volvió a salir de ese estado en el que se encontraba y volvió con el Dueño, que lo encerró de nuevo en su celda. allí comió y estuvo buena parte de la tarde. el objeto no habría pronunciado ni una sola palabra.
a última hora de la tarde volvió a sacar al objeto y le hizo hacer una escena en la que no hablaba mientras el Dueño lo grababa. ese siempre es el epílogo de todos los viajes, una especie de recordatorio. esta sesión terminó con el Dueño corriéndose de nuevo. La sensación que le queda al objeto es la adoración que sentía y mostraba al Dueño, en completo y absoluto silencio. El objeto había llevado todo el día las botas rojas, los grilletes, la cadena y no había pronunciado ni una sola palabra.
desde que llegó ayer por la noche, el Dueño había controlado todo. el objeto no había tenido que decidir absolutamente nada. el Dueño amordazó al objeto pero era completamente inútil porque el objeto se sentía incapaz de hablar. así terminó el día. la valoración del Dueño es positiva porque, a pesar de haber estado sólo un día, mereció la pena estar bajo sus botas.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

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