prefería el látigo mil veces, o el electro. llavaba más de una hora atado en esa postura, un hogtied de los más severos que había visto nunca. su espalda estaba obligada a mantener un arco pronunciado y las cuerdas apretaban sus muñecas y sus tobillos metidos en unas botas negras. incluso la bola que servía de mordaza obligaba a mantener su boca extremadamente abierta. todo su cuerpo dolía. sin duda prefería el látigo mil veces.
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