de entre las oposiciones sobre las que se conforma el bdsm hay una muy interesante: la dialéctica entre lo público y lo privado. no es algo exclusivo de los fetichistas. todos los movimientos no normativos, que se encuentran en los márgenes, tiene que enfrentarse a este dilema. porque lo público siempre es lo aceptado, lo permitido, lo que no produce censura y rechazo. por tanto esas prácticas deben ser mantenidas en privado. no es algo baladí. todos los junios se produce un debate sobre si la comunidad leather debe, o puede, participar en la marcha del orgullo ya que da "mala imagen" al movimiento lgtbiqa+. el objeto tuvo un problema hace algún tiempo con un grupo fetichista leather que se creó en madrid donde justamente una persona dijo que era para amantes del cuero y que los sadomasoquistas le daban mala imagen al movimiento fetichista. ¿se pueden separar las dos cosas? evidentemente sí, porque esta persona lo hacía. ¿lo hace la gente vanilla? no. sin duda cuando ves a alguien con cuero y unas botas como estas no puedes evitar remitirte a ciertas prácticas sexuales. no es solo una manera de vestir, es algo más, y al llevarlas en público estamos haciendo una declaración de principios. no ser consciente de eso es vivir cegado por la realidad.
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