siempre estamos sedientos. buscamos calmar nuestra sed. básicamente lo hacemos con agua, dos litros al día aconsejan, pero algunos también lo hacen con la orina de sus Amos. en la celebración del jueves santo es inevitable abordar los paralelismos entre el bautismo por agua, y el que realizan los Amos con sus esclavos. el objeto ha vivido ambos. del primero no se acuerda, pero tiene profundas imágenes de cuando un Amo primero y el Dueño alguna vez, han orinado sobre esto. la experiencia ha sido brutal, porque efectivamente el objeto se ha sentido limpio, purificado, y en cierta medida marcado por el Dueño. igual que un perro marca su territorio, la orina ha marcado al objeto como propiedad del Dueño. da igual que después se duchase, la marca continua. igual que el bautismo deja una marca indeleble en los creyentes, la orina de un Amo deja una marca en su inferior. ya es suyo. pero si además se bebe entra a formar parte del cuerpo del inferior. igual que pasa en la eucaristía. al comer y beber algo entra en nuestro interior y se convierte en parte de nosotros. dar de beber al esclavo no sólo es un acto de misericordia, sino que también es un acto de posesión, de convertir en propiedad, de hacer Suyo algo que le pertenece.
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