el objeto comienza
un fin de semana largo. no tiene que volver a trabajar hasta el
miércoles. el motivo son los carnavales. no se celebran realmente pero
los días se han mantenido. bueno, hay un escenario y se van a celebrar
las galas pero la cosa va a estar muy descafeinada. no habrá encuentros
multitudinarios ni nada de eso por la pandemia. es algo extraña la
situación, aunque ya nos hemos acostumbrado, eso al menos cree el
objeto. por supuesto ni aunque se hubieran celebrado en todo su
esplendor, el objeto habría ido. la vida social del objeto es
inexistente más allá de lo imprescindible para trabajar o mantener su
apariencia de humano. también tiene que afrontar situaciones sociales y
familiares inevitables, pero a las que el Dueño tiene que dar permiso.
un objeto no tiene derecho a tener vida social, ninguna vida social. sus
opiniones no valen. sus ideas no valen. sus pensamientos no valen. y si
esto es así, ¿qué sentido tiene quedar con humanos para hablar,
compartir, opinar, etc? ¿qué hará el objeto? ¿quedarse callado mirando a
los demás? el objeto es algo inútil si no puede servir al Dueño. su
lugar sería estar arrodillado a la vera del Dueño mientras Él habla,
opina, piensa, cree, conversa... mientras el objeto calla y mira hacia
el suelo.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
sábado, 26 de febrero de 2022
día 4426 de esclavitud, castrado permanentemente
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