el objeto lo ha escrito muchas veces, en muchas ocasiones: lo que más llama la atención de los Amos es su seguridad, casi podría decir su autosuficiencia, o si se prefiere su prepotencia. es algo cautivador. Ellos saben que han nacido para mandar, para ser obedecidos. es una certeza existencial, profunda, interna, algo que no debe demostrarse sino que es, sencillamente. a menudo los Amos naturales lo expresan desde pequeños. son líderes natos. es cierto que esa tendencia natural debe ser, como casi todo, modelada y educada, encauzada hacia un fin, en este caso controlar y someter a los inferiores, pero está ahí. claro que siempre existe peligro. un Amo natural que no modela su naturaleza puede acabar siendo un dominante sin escrúpulos y caprichoso, pero curiosamente la mayor parte de los Dominantes consiguen desarrollarse como personas profundas. o mejor dicho, los Amos en los que el objeto se fija son los que han llegado a ese punto. nada deserotiza más al objeto y hace que pierda interés que un Amo que no puede controlarse siquiera a sí mismo. porque tal vez ahí está la clave, en el autocontrol. dar rienda suelta a la tendencia natural a dominar puede convertirte en un ser despreciable. por tanto los Amos que se construyen exitosamente son aquellos que han llegado a controlarse y, por tanto, pueden controlar a los demás.
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